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Yo tengo otros datos (de la independencia)

Tenía toda la intención de iniciar esta columna con alguna historia desconocida sobre nuestra independencia pero cuando escuché que Charlie Valentino gritó a los cuatro vientos: “Sufragio efectivo, sí reelección” a favor de nuestro amado líder, debo confesar que me emocioné, pero no por la posibilidad de que el presidente se quede en Palacio Nacional hasta que la muerte los separe, como lo hizo don Benito, sino porque pensé que se trataba de aquel comediante del Canal de las Estrellas de principios de los años ochenta.

Charly Valentino se hizo famoso en 1981 en el programa “La Matraca” y en La Carabina de Ambrosio se presentaba como “Frenando Vale Suela” parodia del famoso “toro” de Etchohuaquila, Fernando Valenzuela quien por entonces era pitcher estelar de los Dodgers de Los Ángeles y por supuesto nuestro máximo héroe nacional.

Pero lo mejor de Charly Valentino fue su incursión en el séptimo arte con grandes cintas que pusieron por todo lo alto el cine mexicano. Cómo no recordar El chiquito para presidente, El semental de Palo Alto, Cuando el diablo me dio el anillo, No le saques, pos no le metas, y Cuando te veo palpito, entre muchas otras cintas de ficheras, albures y enredos.

Pero por desgracia estaba equivocado y mi emoción se tornó en pesar: el Charly Valentino en el que pensé murió en 2016 y resulta que el Charlie Valentino del “sí a la reelección” es un diputado local de Tabasco, que por lo visto pide a gritos un programa cómico, mágico, musical y cual comediante fracasado —como muchos otros diputados— le gusta hacer “circo, maroma y teatro” en las sesiones del congreso local.

Tal vez lo recuerden por sonados fracasos como: “México fue colonizado por la peor de las razas que son los españoles” o por su

memorable: “España no debe pedir disculpas a México sino arrodillarse ante nuestro país, porque gracias a ellos vivimos toda la corrupción”, y ahora prepara su nuevo performance: “Sí señor presidente, soy de Morena, soy lambiscón”.

¡Carajo! No nos dan tregua, ni siquiera un respiro. Si no es el cómico Charlie Valentino de Tabasco, son las mamás que no educan a sus hijitos delincuentes o es el fuchi y el guácala de nuestro amado líder o es su espaldarazo a Bartlett —por ahora el hombre más confiable de la 4T—, pero lo que es un hecho es que por una u otra razón nos tienen que amargar la semana del Grito.

Pero como a mí sí me gusta celebrar a la Patria y siguiendo las enseñanzas de nuestro amado líder, yo tengo otros datos sobre la independencia y aquí se los dejo para que sean el alma de la fiesta en su cena del próximo 15 de septiembre.

Hidalgo no tocó la campana de Dolores, le encargó al sacristán que lo hiciera pues no había una cuerda tan larga que cayera desde

el campanario hasta el atrio. Antes de echarse su arenga, todavía dentro de su casa, Hidalgo se tomó un chocolate con agua. Allende se enemistó con Hidalgo desde el principio del movimiento y su animadversión fue tan grande por los excesos cometidos por el cura que en algún momento pensó envenenarlo y así salvar al movimiento

En Los sentimientos de la nación, Morelos estableció el 16 de septiembre como fecha solemne “en que se levantó la voz de la independencia y nuestra santa libertad comenzó”. La primera celebración del inicio de la independencia fue en 1812, la llevaron a cabo Ignacio Rayón y Andrés Quinta Roo, en Huichapan.

Porfirio Díaz no cambió la celebración del 16 al 15 de septiembre para celebrar su cumpleaños, desde la década de 1830 los festejos comenzaban el 15 y continuaban hasta el 16 por la noche. Nunca se ha suspendido la celebración de la independencia, ni siquiera cuando los gringos invadieron México; en esa ocasión, el gobierno de la república se estableció en Querétaro y ahí organizó una breve y modesta ceremonia cívica.

El primer gobernante que festejó la independencia en el pueblo de Dolores fue Maximiliano de Habsburgo en 1864. Durante casi todo el siglo XIX, nadie iba al zócalo a celebrar, el festejo se realizaba en la Alameda Central; la primera vez que se festejó en la plaza mayor oficialmente fue en 1896, año en el que Porfirio Díaz ordenó trasladar a la Ciudad de México la campana de Dolores, sí la que no tocó el cura Hidalgo.

¡Felices fiestas patrias!