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El último. Agradecimiento y despedida

Hoy escribo mi último artículo del año, pero también pongo fin a la columna diaria que generosamente ContraRéplica, a través de su director Rubén Cortés, me permitió tener desde el nacimiento de este proyecto noticioso y editorial hasta el fin de este intenso 2018. También quiero y debo agradecer la amabilidad y confianza de Raudel Ávila, amigo y compañero en este proyecto, y a quien sugiero leer siempre.

Hace unos meses, el coordinador nacional y secretario general de Movimiento Ciudadano, Clemente Castañeda y Jorge Álvarez Máynez, respectivamente, me ofrecieron formar parte del proyecto con el que coincido desde hace tiempo. Después de largas pláticas y discusiones sobre el futuro del país, me invitaron a ser el secretario de Comunicación Política y Estratégica del movimiento.

Acepté, aunque no fue una decisión sencilla. Mi pasado de simpatía con el PAN había marcado buena parte de mi vida e incluso de mi identidad personal. Sin embargo, acepté porque creo que México y su momento histórico exigen definiciones y tomas de postura. Porque creo que el país requiere de una fuerza política abierta, audaz y creativa para ponerse de frente a un régimen fijado en el pasado y cerrado frente a las nuevas generaciones, otras formas de hacer política y comunicarla.

Pero no es sólo eso. También necesitamos de una fuerza que dispute la monopolización de la agenda de la izquierda, una que crea y defienda el proyecto liberal: la que afirma los derechos por encima de las pretensiones mayoritarias, la que denuncia el privilegio y consecuencias de la desigualdad y reivindica las luchas de los sectores y poblaciones históricamente marginadas y excluidas —campesinos, indígenas, mujeres—. Aquella que cree que el Estado no es el actor económico por excelencia, sino el regulador y árbitro que pone las condiciones para generar resultados más equitativos.

En este sentido, Movimiento Ciudadano es el único partido posicionado para construir una agenda alternativa en los próximos años a la del Presidente de la República. Y no sólo es su posición: es su legitimidad. Es el único partido que se opuso a las reformas del Pacto por México, que junto con Morena denunció los gasolinazos de los últimos años y que hoy tiene la oportunidad en Jalisco de demostrar cómo puede gobernarse de manera distinta, sí, pero también eficientemente.

Escribiendo todos los días sobre la coyuntura nacional he visto que el país está cambiando. Sus formas, sus personajes, sus símbolos, hasta los propios medios. México no será el mismo. Frente a ese giro, la República merece una alternativa. Una opción. Una vía distinta donde los mexicanos podamos reconocernos entre nosotros y compartir la lucha por un futuro común.

Por el espacio y la tinta de estos meses, gracias, ContraRéplica. Y hasta pronto, estimados lectores.