titulo_columna

Coronavirus, columna de humo mundial.*

El coronavirus ha desplazado y destrozado las agendas ciudadanas y mediáticas, ya nada es importante, sólo esta emergencia, colocándose como el tema mundial, cuando a la humanidad le azotan enormes y más flagelos que dejan víctimas mortales por miles y millones cada día.
La pandemia del coronavirus en comparación a la anemia (hambre), el dengue, las infecciones gastrointestinales y pulmonares tan sólo rebasan lo que hasta ahora enfrenta el mundo con esta peste.
No quiere decir que no sea relevante lo que pasa o que pretenda minimizarle, pero el Coronavirus se ha convertido, en una enorme columna de humo que da invisibilidad a otros temas, que articulados con la pandemia, configuran un cuadro complejo y denotan un reordenamiento estructural en el mundo.
Pareciera que nos alcanzó la novela de Aldous Huxley, escrita en 1932 denominada: “Un mundo feliz” (Brave New World), en la que ofrece una visión pesimista del futuro del mundo, mostrando una sociedad regida por el condicionamiento psicológico como parte de un sistema inmutable de castas.
Pareciera que atrás de la pandemia, los actores hegemónicos en el mundo se encaminan a conformar el nuevo ‘Worldstate’, (Estado Mundial) y una nueva forma de ciudadanía apegada a la supra-norma sanitaria y bacteriológica, que se erige por encima de la norma internacional de derechos humanos, estableciendo, de facto, un estado de sitio biológico a través del miedo a la muerte.
Estamos frente “una benéfica tiranía de la salud” con la que nadie puede ni chistar, pues la psicosis se ha apoderado de la mentalidad de la población mundial y México no es la excepción.
Por cierto, un contrapunto entre la novela de Aldous Huxley que plantea un mundo basado en la utopía y la realidad que impera, es que el fondo del asunto es la disputa por el dominio económico global, la guerra es solo el instrumento para lograr sus propósitos. 
En la agenda del encono mundial, está la explotación de los territorios que ostentas recursos estratégicos, como el suelo, agua, el gas, el petróleo, el litio, el oro, la plata, el cobre, el uranio, los bosques, las selvas, las llanuras, todo. También las latitudes en donde se encuentren ventajas geopolíticas que faciliten el control mundial.

Ahora la guerra tiene rostro de pandemia, una columna de humo que oculta la ambición, el odio y la insaciable sed de poder, influencia y dominio; no importa cuántos mueran, para los principales actores de la confrontación, eso es lo de menos.
La guerra, la peste (enfermedad), el hambre, la muerte; van sincronizados tal como lo describe el apocalipsis de San Juan, formando permanentemente un círculo vicioso de maldad y odio irracional, pero siempre vendiéndose con un discurso basado en la democracia, la defensa de las libertades y preservar la civilización.
Un asunto estratégico que se oculta tras la columna de humo, es la guerra por el petróleo. El precio del petróleo sigue en picada, siendo Rusia el gran ganador, mientras sudan frío las poderosas empresas Norteamericanas que habían encontrado en el “fracking” una opción de competividad y equilibrio con los grandes productores de crudo, explotando los yacimientos de hidrocarburos de lutitas o shale. (Se trata del petróleo y gas natural que se encuentran atrapados en los poros de formaciones rocosas poco permeables denominadas lutitas bituminosas situadas en el subsuelo).
En medio de la turbulencia petrolera, México se aprieta ya no la cintura, sino casi la garganta para compensar la caída del precio del petróleo y del peso, que históricamente cae a una paridad con el dólar a $ 24.00 por presión del dólar, petróleo y coronavirus, como un coctel que es inevitable.
La menor demanda de petróleo que vive el mundo, ante la parálisis económica y de producción de los grandes países industrializados, impacta en el valor de la moneda en América Latina, sobre todo en países petroleros como Venezuela y México.
Mientras la Organización Mundial para la Salud (OMS) anuncia la peste contemporánea, coronavirus; como una pandemia cismática que llegará para quedarse y que sin lugar a dudas empoderará a muy pocos y despojará de todo a millones. 
Una OMS que ya tiene un guión escrito para el momento e impone protocolos por igual en un mundo sumamente diverso en todos los sentidos, geográfico, económico, cultural, político etc. y se impone como la instancia mundial que establece una nueva forma de gobernar por medio del miedo y el terror aséptico.
Los que se disputan el nuevo ‘Worldstate’, nos ofrecerán la cura con una serie de imposiciones y ajustes estructurales en nuestra forma de vida, que sin lugar a dudas aceptaremos sin un ápice de oposición y además seremos felices con nuestros nuevos amos a los que serviremos, porque creeremos que les debemos todo., cuando nos están despojando de todo y no nos han dado nada.
Nos quieren hacer creer que el nuevo ‘Worldstate’ es la salvación, que los Estados Nación son inútiles y la humanidad seguramente aceptará sin chistar los términos y condiciones sin haber leído las letras chiquitas… e x t e r m i n i o.

*Pd. Las horas negras de mi vida…
Observatorio Indígena Mesoamericano