Por Redacción Contra Réplica

El telescopio espacial James Webb revela dos galaxias gigantes entre las más distantes conocidas

A diferencia de las anteriores, estas nuevas galaxias se asemejan a un cacahuete y una bola esponjosa, según describen los científicos.

Un equipo internacional liderado por la Universidad Estatal de Pensilvania anunció el descubrimiento de la segunda y cuarta galaxias más distantes conocidas hasta ahora, ubicadas en el cúmulo de Pandora. Estas asombrosas galaxias, a una impresionante distancia de aproximadamente 33 mil millones de años luz, fueron captadas por el telescopio espacial James Webb, ofreciendo una visión única de la antigüedad cósmica.

Según un estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters, la singularidad de estas galaxias radica en su tamaño excepcionalmente grande en comparación con otras galaxias detectadas a distancias extremas. Los investigadores utilizaron datos espectroscópicos, que revelan información sobre la luz a través del espectro electromagnético, para confirmar la distancia y deducir propiedades fundamentales de estas lejanas formaciones galácticas.

Bingjie Wang, el primer autor del estudio, destacó la importancia de estas galaxias primitivas para comprender el universo en sus primeras etapas. "Se sabe muy poco sobre el universo primitivo, y la única manera de aprender sobre esa época y poner a prueba nuestras teorías sobre la formación y el crecimiento de las primeras galaxias es con estas galaxias tan distantes", señaló.

Hasta el momento, se conocían tres galaxias confirmadas en torno a esta distancia, pero las dos recién descubiertas sorprenden por su tamaño distintivo. A diferencia de las anteriores, estas nuevas galaxias se asemejan a un cacahuete y una bola esponjosa, según describen los científicos.

La luz captada por el telescopio Webb se emitió cuando el universo tenía aproximadamente 330 millones de años, viajando unos 13,400 millones de años luz hasta llegar al telescopio. Aunque estas galaxias se encuentran actualmente más cerca de la Tierra, a unos 33,000 millones de años luz, debido a la expansión del universo durante este tiempo, actúan como faros que iluminan el pasado cósmico.

Estas galaxias primitivas, al ofrecer una ventana al universo en sus primeras etapas, permiten a los científicos "empezar a comprender la física exótica que gobernaba la galaxia cerca del amanecer cósmico", afirman los autores del estudio. Además, su tamaño significativamente mayor que otras galaxias a estas distancias extremas plantea interrogantes intrigantes sobre la evolución del universo primitivo. Una de estas galaxias, por ejemplo, es al menos seis veces más grande que las anteriores, con un diámetro de aproximadamente 2,000 años luz, desafiando las expectativas sobre las dimensiones de las galaxias en los primeros tiempos cósmicos.