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Las bondades de ser nieto de un prócer de la democracia

De nada sirvió la lucha de Salvador Nava Martínez por la democracia en San Luis Potosí cuando sus propios descendientes son artificies de la corrupción y el oportunismo político.

Los potosinos no tenemos mucha opción en la elección de 2021. Ninguno de los nombres que hoy suenan para contender por la gubernatura del Estado está libre de acusaciones de corrupción, avaricia o perjuicio contra los potosinos, pero es de sorprenderse que unos hablen de pestes de otros cuando están más apestados que sus señalados.

Me refiero a Xavier Nava Palacios, alcalde de la capital que no quiere ser alcalde, pero que sí usa millones de pesos de los potosinos para pagarse la difusión de su imagen pública y darse baños de honestidad y transparencia para señalar la espiga en el ojo de Ricardo Gallardo Cardona, sin ver la viga en su propio ojo.

Con el legado de su abuelo, Xavier Nava Palacios no debería ser un gobernante que discrimina y reprende a las mujeres. No debería permitir licitaciones a modo para beneficiar a sus futuros mecenas en la contienda electoral de 2021. No debería comprar lámparas a sobreprecio. No debería ignorar los reclamos de ejidatarios que le reclaman indemnización por usar sus tierras para construir un puente. No debería permitir el nepotismo en su administración.

En resumen, con el legado de Salvador Nava Martínez, Xavier Nava Palacios está obligado a ser un hombre honesto, pero no lo es. Es lo que menos le importa.

En cambio, sí usó y sigue usando la imagen de su abuelo para justificar sus atropellos, sus transas en los programas sociales, en su discurso moralino que acusa presuntas irregularidades cometidas por su antecesor Ricardo Gallardo Juárez a quién, junto con su hijo, Ricardo Gallardo Cardona, tacha de malvados, corruptos, y de “haber traído” la delincuencia a la capital potosina en el trienio anterior.

Pues bien, hoy, la capital es más insegura y violenta que en el trienio anterior. Pero ya no están los Gallardo para culparlos. Hoy, Nava Palacios le da al hijo de Leopoldo Stevens contratos de obra sin importarle el conflicto de interés que esto significa. Hoy, Xavier Nava patea a los indígenas asentados en la capital y a desempleados por el Covid-19, y prefiere desviar recursos públicos para comprarse una franquicia política y conseguir su anhelada candidatura a la gubernatura.

Xavier Nava hace lo mismo y más de aquello de lo que lo que acusó a los Gallardo.  Pero está bien, porque es el nieto de un prócer de la democracia.