No, hoy no quiero mencionar a los Vaqueros de Dallas (aunque debería). Para todos ustedes que siguen esta columna, deben de saber que el llamado “Estado de la Estrella Solitaria” tiene dos equipos que se traducen directamente del amor de esta región sureña por el fútbol Americano.

Los Texanos de Houston son el remanente de la retirada franquicia del famoso equipo de los 80’s y 90’s que eran los Petroleros de Houston (hoy en día conocidos como los Titanes de Tennessee). Son la franquicia más joven en la historia de la liga, y el síntoma de su juventud se traduce en su poca participación en los playoffs de la NFL desde su fundación en el 2002.

Ahora, tampoco me malentiendan. Es un equipo decente y ha sido semillero de varias estrellas y candidatos seguros para el salón de la fama como el liniero defensivo J.J. Watt o el receptor Deandre Hopkins. Se han presentado más frecuentemente a representar a su división en las rondas de comodín y divisionales, que incluso algunas franquicias más antañas de la liga (como los Leones y los Browns).

Mucho del problema de los Texanos viene de la posición de mariscal. Por lo general, esta posición ha sido ocupada por los sustitutos de estrellas como Tom Brady o Peyton Manning. En ocasiones el experimento funciona a medias, y en ocasiones termina siendo un desastre que termina siendo más caro que benéfico en el mediano y largo plazo.

Sin embargo, el domingo pudimos ver que el futuro para los fanáticos de Houston realmente tiene una estrella en ascenso.

C.J. Stroud es el jugador proyectado a ganar el premio al novato ofensivo del año, es talentoso y dedicado a su posición, y es lo que Houston estaba esperando para finalmente poder llamar a un mariscal su “Jugador franquicia”. El egresado de la universidad de Ohio State ha mostrado desde su debut un crecimiento paulatino y constante que a muchos novatos les cuesta incluso toda su carrera obtener.

La cuestión con los mariscales novatos es que les cuesta mucho la transición del deporte a nivel colegial hacia el profesional, porque inmediatamente se les exige que su desempeño sea muy superior contra veteranos y sistemas de juego muy complicados. De repente, un joven de 20 años tiene la responsabilidad de cargar las ilusiones de toda una ciudad y de una franquicia cuyos procesos desconoce totalmente. Eso los lleva a tener que lidiar con situaciones de estrés que por lo general culminan en el retiro luego de una carrera mediocre o deficiente, según los estándares que les exigen.

Muchos tienen el lujo de tener un mariscal que, aparte de fungir como una especie de mentor, les quita la presión de tener que dar el gran salto en su primer año. Muchos tienen el lujo de tener un equipo ya preparado donde solo falta una pieza para dirigir la ofensiva. Muchos otros tienen el lujo de que su equipo de coacheo se adapta a su mariscal y reestructura conceptos de su ofensiva para facilitar el trabajo de su mariscal… y una muy muy pequeña parte de ellos son quienes hacen el cambio inmediato por sí mismos, y Stroud cabe en esta última categoría.

A principio de año, los Texanos eran considerados como uno de los equipos más débiles de la liga tanto por los jugadores en su plantilla como por el hecho de que iban a ir con un jugador que, a pesar de ser el favorito para ser el jugador del año en 2022 a nivel colegial, iba a tener dificultades en hacer funcionar a un equipo tan deficiente. 

Luego de algunos partidos perdidos, este domingo Stroud demostró que si alguien tiene las llaves del rancho es él. Le metió 470 yardas aéreas a la defensiva de los Bucaneros de Tampa Bay y dirigió una ofensiva en la última serie del partido para salir con la victoria en el juego más emocionante de la semana.

Sin lugar a dudas, verlo desarrollar su técnica de cara a la segunda mitad de la jornada será una de las cosas más interesantes de lo que queda de la campaña, y aunque los Texanos puedan ver perdida su oportunidad de colarse este año a los playoffs, pueden dirigir su mirada a su joven mariscal que en los próximos años los podría llevar aún más lejos de lo que habían llegado antes.