Miren, tengo mucho tiempo hablando acerca de lo importantes y fuertes que se han visto algunos equipos durante el transcurso de la temporada 2023 de la NFL. Casi quiero creer que la mayoría de las entradas de este espacio son específicamente puntualizando lo poderoso que se ve el equipo de los 49 ers de San Francisco y que parecen ser los favoritos para llevarse toda la gloria en este próximo Súper Bowl.
Pero si hay un equipo del que de manera injusta me he olvidado completamente es de los Cuervos de Baltimore. ¿Por qué no los había considerado? Pues no es que ese fuera el caso o la intención, pero cuando empezamos a desarrollar este espacio, su división se veía mucho más complicada que cualquier otra en la burbuja de posibilidades que es la imagen de la postemporada. Los Acereros llevaban buen paso a pesar de su coordinador ofensivo, Los Browns estaban encontrando formas de ganar partidos gracias a su defensa y los Bengalíes tenían la comodidad de saber que su mariscal estaba sano y perfilados para ser un rival de cuidado.
La temporada pasada, a pesar de que los Cuervos de Baltimore presentaban una plantilla muy similar a la que actualmente pisa el terreno de juego cada semana, tenía un ingrediente adicional que hacía dudar a propios y extraños sobre este equipo: La capacidad de su mariscal Lamar Jackson de ser versátil… o la cantidad en que lo es. Para muchos, el número 8 de los Cuervos estaba más formado para ser un corredor que un pasador efectivo, ya que se veía que era el área en la que más flaqueaba si el ataque terrestre era contenido. Arriesgar el físico en la carrera tampoco era una solución viable, ya que constantemente Jackson se exponía a una conmoción o a una fractura que lo mantuviera inmovilizado por varias semanas cada vez que intentaba buscar por sus propias piernas el 1 ro y 10.
Ahora, tampoco es que fuera un jugador inexperto. Esos tiempos que aunque fueron fructíferos y resultaron en una campaña de “Jugador Más Valioso”, fue tan repetitiva que ya no era factor sorpresa para nadie… las defensas rivales comenzaron a ajustarse y a ser más precavidas con Jackson y poco a poco la fórmula del éxito de los Cuervos se veía más y más relegada a su misión primaria: lanzar. Jackson se sentía incómodo cuando su responsabilidad era exponer las coberturas aéreas de los oponentes; y aunque había episodios brillantes donde lanzaba para 5 touchdowns, también había una falta de consistencia tangible cuando lanzaba 3 intercepciones unas semanas después.
Y este año parece que finalmente la escuadra morada y negra va a llegar hasta la tierra prometida. No solo Jackson se ve como un jugador mucho más completo, sino que parece que el equipo funciona como un reloj inglés en todas y cada una de sus áreas. La línea ofensiva da el suficiente tiempo para lanzar y abre los suficientes espacios para permitirle a su mariscal tomar una decisión si se colapsa la bolsa… y son espacios que también aprovechan los corredores. Los receptores están en sincronía perfecta con su timonel, y no parece haber fórmula para detener a la defensa de los Cuervos (aunque los Carneros expusieron varios huecos, parece que los parcharon muy bien en semanas subsecuentes)
Aunque hay un sentimiento extraño alrededor del equipo de Baltimore. Un sentimiento palpable desde hace varias temporadas y que se ha vuelto un síntoma inherente de ellos y de su estilo de juego… sin importar el récord, o lo bien que puedan estar jugando, siempre se quedan cortos en los playoffs. No tengo idea de a qué se deba, pero año con año desde que Lamar ingresó a la liga, existe esta sensación de saber o pensar que las victorias en estas semanas no van a significar nada una vez que se definan los contrincantes de la antesala del Super Tazón. Este año podemos echarle la culpa a las lesiones, evidentemente… pero sí han podido ajustarse a las adversidades en esta temporada regular ¿No deberían hacer lo propio cuando cada mínimo error representaría ver el partido de campeonato desde casa?
Personalmente, le tengo fe a los Cuervos. De verdad, creo que este año es el que va finalmente a darle a Lamar Jackson la satisfacción y dura tarea de dirigir a una escuadra en el Super Tazón -cosa que debió de haber pasado desde hace años-. Pero no puedo obviar el hecho de que ya he visto esta historia en años pasados y generalmente termina en el mismo lugar donde lo dejaron anteriormente. Me da hasta miedo afirmar que los Ravens son el mejor equipo de la Conferencia Americana cuando la sombra de los Browns de Cleveland se ve mucho más imponente con el pasar de las semanas.
Por el bien del trabajo del entrenador Jim Harbaugh y el de la credibilidad de Lamar Jackson, deseo con todas mis fuerzas que ese sea el caso.