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Alberto Flores
El emparrillado

El Precio de la Salud

Tengo varias entradas ya queriendo hacer algo diferente con esta columna, principalmente para los aficionados casuales o primerizos que recién se integran a la fanaticada de este deporte de ovoides y cascos. Pero parece que mi destino una vez más se ve truncado para emitir una opinión informativa acerca de narrativas que se desarrollaron durante la temporada, y justo a penas comienzan a salir a la luz. 

 

En los últimos días el mariscal de los Broncos de Denver, Russel Wilson, compartió en una entrevista que el equipo para el que juega decidió mantenerlo en la banca sin oportunidad de jugar ni recolectar los bonos por desempeño (que se le otorgan a prácticamente todos los jugadores) si no retiraba las garantías por lesión de su contrato. Si hubo varios momentos donde no vimos al número 3 mantener a su equipo en la pelea por los playoffs, fue precisamente por esta razón.

 

Willson, determinado a no sembrar el precedente ante sus compañeros deportistas de que cualquier administración de cualquier equipo podía retirar cualquier cláusula de cualquier contrato, tomó la decisión de sentarse en la banca y encargarse de que su equipo (el cual carga con la responsabilidad de haberle dado un contrato tan grande y del cual ya piensan mejor re-estructurarlo) cumpliera con los acuerdos que se establecieron para garantizar su seguridad dentro y fuera del campo. Hoy en día, su futuro con la franquicia de los Broncos, se encuentra en duda debido a que no se pudo llegar a ningún acuerdo en dicho momento.

 

A ver, Broncos: ¿Son estúpidos? Independientemente de lo mucho o poco que Wilson aporte al éxito del equipo, lo están obligando a abandonar su única garantía de seguridad económica en caso de que un accidente llegue a truncar su carrera o su desempeño (que en un deporte FÍSICO, es casi inevitable). Eso de condicionar su tiempo de juego para poder evitar los pagos de dicha cláusula es chantaje con todas y cada una de sus letras. Por algo existe la Asociación de Jugadores, que es como el sindicato de los mismos, para exigir que estos convenios sean establecidos en cada uno de los acuerdos que se firman con los jugadores, y para evaluar este tipo de situaciones también debería de estar involucrada la liga misma… pero a veces se me olvida que la NFL es más un negocio que cualquier otro denominativo.

 

Si lo que se busca es reestructurar el contrato para liberar espacio en el tema de los salarios de este año, deberían esperar ambas partes al término de la temporada para evaluar sus situaciones tanto con sus jugadores de franquicia como agentes libres y entonces regresar las negociaciones a la mesa. No es poco común que dichos cambios en los documentos legales vengan en medio de la temporada, lo que sí es injusto es que se condicione al jugador a hacerlo sobre los apartados que garantizan su salud y mantenerlo fuera del campo hasta solventar esas situaciones.

 

Tal vez usted, lector de este espacio no sepa lo que significa ser un mariscal de campo en toda la extensión de la palabra; o si lo sabe, tal vez no comprende por qué la liga se ha esforzado en cuidar de sobre manera a los jugadores que se encuentran en esta posición: la velocidad con la que llegan los linieros a buscar el balón sumado al peso del cuerpo, los golpes que pueden afectar los brazos y las clavículas, azotes que pueden generar conmociones cerebrales o problemas en la espalda, incluso el pasto en mal estado puede provocar rupturas de ligamentos. No es un trabajo fácil, y mucho menos si te dejan sin la garantía de que si algo pasa que pueda truncar tu carrera vas a estar bien.

 

Tal vez lo peor del asunto es que Wilson aún tiene ganas de permanecer con los Broncos de Denver a pesar de esta situación de rehenes que vivió por su determinación a mostrarse solidario con sus principios y sus compañeros que suelen pasar por situaciones similares. Ahora sí, es momento más razonable para que su equipo busque que su contrato sea más flexible para ellos y que convenga para liberar espacio en su tope salarial. Wilson está en su derecho de buscar las oportunidades que mejor le convengan y creo que tanto la actitud como el manejo de la franquicia oriunda de Colorado, no lo vale. SI Wilson tiene ganas de ganar un Super Bowl más, debería buscar a un equipo al que le falten pocas piezas y cuya administración tenga más tacto al negociar con sus elementos.

 

Irónicamente, la forma en la que los Broncos administran a sus mariscales de campo desde la partida de Peyton Manning en el 2016, se asemeja mucho a cuando un caballo de carreras que tiene una lesión en las patas es llevado a la fábrica de pegamento. Aunque claro, con muchos más millones de dólares y tecnicismos legales involucrados.