Por Eugenia González

Prototipo de vacuna contra el SARS-CoV-2 de la UASLP, contribuye al desarrollo científico del país.

Su objetivo principal de la investigación fue contribuir a que México este a la altura de producir sus propias vacunas y así asegurar a la población contra los virus.


Sergio Rosales Mendoza, profesor investigador de la Facultad de Ciencias Químicas y del Centro de Investigación en Ciencias de la Salud y Biomedicina (CICSaB) de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), recordó que ante la emergencia de la pandemia de SARS-CoV-2, Covid-19, se tuvo el interés de iniciar el desarrollo de una vacuna contra esta enfermedad que fue de gran impacto para la población mexicana y con esta meta se buscó el financiamiento para dicho objetivo. Señaló que el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONACYT), que es un organismo federal, evaluó la propuesta y otorgó un financiamiento que permitiera avanzar en este prototipo.

“La vacuna es básicamente una proteína derivada de la información genética del virus que nos permitiría inducir una respuesta inmunológica que protegiera al ser humano contra esta infección” indicó.



El investigador de la UASLP recapituló que el recurso gestionado ante CONACYT se mejoró el equipamiento de los laboratorios de la UASLP para así avanzar en el proyecto, en el cual participó también el doctor Omar González Ortega, profesor investigador de esta institución. Evocó que el proyecto se inició a finales del 2020 y se desarrolló durante todo el 2021 al 2022 con diferentes etapas:



1.- El diseño de la vacuna.

2.- La estandarización del proceso de producción de esta vacuna, porque la proteína que es su base se tenía que caracterizar y validar. En esta fase, el doctor Omar González Ortega aplicó su experiencia para purificar la vacuna a partir del organismo, en donde la producción se lleva a cabo y se validó que la pureza de esta molécula fuera la adecuada.

3.- La fase de evaluación de esta vacuna en dos modelos biológicos, por un lado ratones que es un modelo muy accesible y fácil de llevar a cabo en la institución y después una evaluación en primates que implica una mayor complejidad e inversión de recursos y que se llevó a cabo en un laboratorio externo de Tailandia para fines de que esta evaluación sea certificada y que fuera revisada por una institución ajena a la nuestra y que le diera mayor validez a sus resultados.


“Un servidor participó en el diseño de la vacuna pero también ya en su evaluación en los modelos biológicos para validar su seguridad y su eficacia, es decir, que no indujera eventos adversos preocupantes o daños al organismo en otras palabras y, por otro lado, que protegiera contra el virus”, mencionó.
El químico ubicó que en la evaluación biológica de esta vacuna también participó el doctor Mauricio Comas García, que tuvo la tarea de validar que la vacuna indujera anticuerpos para bloquear al virus, ya que deben de proteger al paciente de la infección.
Por su parte el doctor Mauricio Comas García, profesor investigador de la UASLP, virólogo, expuso que desafortunadamente por el tipo de virus estos ensayos no se pueden hacer en el laboratorio local, se requiere una infraestructura especial y de técnicas en las cuales se modifican genéticamente al SARS-CoV-2 para poder analizarlo de una forma cuantitativa y rápida, para lo cual se buscó la mejor plataforma donde se probó en primates no humanos.

Esta evaluación permitió determinar si la vacuna inducía anticuerpos neutralizantes en los organismos o no, aplicando dos técnicas diferentes y poder interpretar los datos aquí en México.

“Si se demuestra que la vacuna no tiene efectos adversos y que genera anticuerpos y después uno demuestra que esos anticuerpos son protectores entonces ya puede uno con esa evidencia solicitar a las autoridades competentes el querer hacer un estudio de fase uno en humanos. Toda esta evidencia que se generó en modelos animales es un requisito para poder solicitar a nuestra autoridades de que se lleve o no a cabo un proceso de estudio en humanos”, expresó.


Sergio Rosales Mendoza, expresó que el proceso de desarrollo de esta vacuna se llevó aproximadamente dos años, la fase de diseño y producción fue la más prolongada, ya que se estandariza diferentes condiciones para obtener el grado de pureza y características que exige la normativa sanitaria para un producto de este tipo.

“La evaluación en ratones es breve lleva de dos a tres meses, y en cuanto vimos que los resultados eran favorables se emprendió el objetivo de evaluarla en primates. Esta evaluación en primates también lleva dos o tres meses sin embargo aquí quisiera señalar que es realmente relevante llevar a cabo esta evaluación porque hasta donde sabemos aquí en México no se habían llevado a cabo estas evaluaciones de vacunas propias desarrolladas en el país, en un modelo tan avanzado como primates no humanos. Y ahí la parte regulatoria, la parte administrativa para sustentar este estudio, lleva básicamente otro dos o tres meses porque es un servicio externo que hay que sustentar, documentar y administrativamente también darle tramite a dicho servicio”, manifestó.



Rosales Mendoza expuso que con el proyecto se logró validar que la vacuna en ratones es segura, y que induce anticuerpos, esto nos llevó a la siguiente meta que fue la evaluación en primates. Y en primates lograron establecer esta formulación adecuada que fue un aprendizaje crucial, porque ahora se cuenta con el equipo y la experiencia para generar prototipos de vacunas en un corto tiempo.


“En la fase de primates afortunadamente la vacuna fue segura dado que no se detectaron efectos adversos considerados graves y la conclusión es que la vacuna propuesta es segura para ensayos clínicos, es decir estudiar ya en humanos la eficacia y la seguridad del reactivo. También se evaluó la capacidad de producir anticuerpos la cual resultó ser un poquito baja a comparación de otras y es por ello que se encuentran haciendo estudios para encontrar un adyuvante que potencié la reacción inmunológica, lo cual pausó el proyecto”, aclaró.



Describió que otro de los factores para esa pausa fue que el virus mutó y se encontraron con muchas variantes, “el porcentaje de éxito en un primer ensayo es bajo y la inversión es grande, para llegar a tener una vacuna con la potencia adecuada y con la seguridad adecuada para migrarla a ensayos clínicos”.

Como institución hemos terminado con un equipamiento y experiencia que al día de hoy permite desarrollar otros prototipos de vacunas como la del virus del Zika que se está probando con esta tecnología.



Finalmente los dos investigadores concluyeron que este estudio tiene como objetivo de que México este a la altura de producir sus propias vacunas y asegurar la protección de la población contra los virus. También se logró la capacitación de recursos humanos, ya que si bien el proyecto fue encabezado por tres investigadores, a la par participaron 10 estudiantes que crecieron con los objetivos del proyecto y se espera que contribuyan en empresas farmacéuticas para que aporten al país en el desarrollo de nuevos medicamentos.