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Ernesto García Hernández
Opinión

Los retos de la justicia ante las nuevas realidades políticas.

Nos encontramos en momentos de definiciones, nuevas construcciones, pero sobre todo en momentos de cambio, en donde se busca reformar la realidad de un país que se sigue doliendo de las injusticias, en donde aún no terminan de sanar las heridas de los diferentes mexicos en los que habitamos, con una joven democracia y de instituciones que buscan afrontar un nuevo futuro ante una realidad mundial que apremia al cambio, pero que sigue olvidando a los mismos de siempre.

Estamos en la ante sala de una importante reforma que no a todos puede gustar o que no a todos puede tenerlos contentos, la realidad es que en este momento hablar de que todo está bien seria hablar con los ojos cerrados, los índices de criminalidad aumentan y los problemas de la desigualdad provocados por las injusticias recaen en los hombros de los jueces y autoridades como ministerios públicos y secretarias de seguridad pública que a cuenta gotas tratan de revertir la cifra negra de los delitos no denunciados por diversos factores, principalmente los altos costos de la justicia, el desconocimiento o el temor de la denuncia y la impunidad.

La realidad es que la reforma judicial que plantea el gobierno de la cuarta transformación debe ser una reforma integral muy bien cuidada no en el sentido de lo legal o de lo jurídico, sino acompañada de un gran pacto, e incluso con la finalidad de cerrar cicatrices y construir en adelante una cultura de la denuncia de los ciudadanos, una reforma de honestidad, transparencia pero también de una cultura de la denuncia y de un trabajo pulcro de los involucrados en combatir los delitos, pues de nada servirá modificar todo el andamiaje judicial si mantenemos las mismas costumbres que por muchos años hemos padecido.

Aunado a esta reforma y este pacto debemos entender dónde estamos parados, es decir hacer un diagnóstico preciso de que delitos se deben de combatir, cuantos son los asuntos que no se han terminado de resolver en las fiscalías, juzgados y tribunales superiores, se debe con mano de cirujano entender la realidad de cada justiciable y suturarla, es decir la realidad de como las personas entendemos la justicia y el acceso a ella, pero también democratizar implica acercar la justicia a quienes todos los días tienen que recorrer cientos de kilómetros para poder acceder a presentar una denuncia, acercarla a aquellas personas que no conocen sus derechos es decir acompañar la posible elección de estos puestos a la cercanía de las personas usuarias de estas instituciones.

En un primer momento me parece es acertado hablar de una reforma judicial, hablar de justicia es muy complejo incluso para los propios abogados que son los usuarios de las leyes y que diariamente trabajan con la materia prima que es la ley, las sentencias y las resoluciones, sin embargo me parece que es preciso tomar con calma esta reforma es decir hacer los foros mas largos conocer la realidad de la justicia mas allá de las cabeceras municipales, debemos de dar cabida a aquellos espacios que la justicia no alcanza para conocer las necesidades de los cientos de personas que se sienten agraviadas por la falta de justicia.

Como segunda parte de esta reforma me parece interesante ir a una gran reforma en materia de educación para el ejercicio del derecho, es decir debemos entender la función social del abogado que lejos de las películas y series hollywoodenses el abogado mexicano debe entender su papel en el sistema judicial, dejar las practicas arcaicas de complicar el derecho y asumir su responsabilidad en los juicios, resulta inverosímil que al día de hoy no exista siquiera un censo o un seguimiento de las personas que estudiaron derecho y ejercen la profesión algo que también ayudaría a saber hacia a dónde va la abogacía.

Finalmente me parece que la ultima parte de esta gran reforma deberá versar sobre la necesidad de que el derecho sea tan cuadrado, es decir tenemos figuras jurídicas que vienen desde los romanos, instituciones que han perdurado pero que se mantienen renuentes al cambio, los romanos cayeron, las instituciones cambiaron y en esta tesitura es inverosímil que el derecho no termine de adaptarse a tantos cambios siendo renuente la confrontación del estatus quo, el país demanda mejores Jueces, mejores políticos, mejores abogados y sobre todo mejores ciudadanos.