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Ernesto García Hernández
Opinión

10 años de la reforma electoral: continuidad o transformación

Hace diez años se promulgó lo que en su momento fue llamada la Reforma Madre o la Reforma Electoral, más grande de la historia. En aquel entonces, esta representaba uno de los cambios estructurales más importantes del periodo conocido como "peñanietismo". Fue apoyada por el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), quienes buscaban centralizar las elecciones y convertirlas en eventos que se realizarían cada 3 años, considerados los más grandes de la historia.

Inicialmente, la reforma buscaba eliminar uno de los eslabones más importantes de la democracia estatal: los organismos públicos locales, conocidos como institutos electorales estatales. Sin embargo, la resistencia de algunos legisladores permitió su supervivencia y los transformó de manera radical.

Desde su creación, los organismos públicos locales han enfrentado desafíos en un sistema político donde cada elección ha reducido sus atribuciones. Contrario al espíritu inicial de la reforma, que ha disminuido su presupuesto y atribuciones, pues hoy en día los consejos o institutos electorales ven cada vez más limitadas sus funciones. Además, el proceso de designación de consejeros ciudadanos está cada vez más alejado de la participación directa de los ciudadanos, convirtiéndose en un círculo cerrado de "intelectuales", académicos y burócratas que utilizan el espacio electoral como trampolín para posiciones posteriores.

A pesar de los intentos en redes sociales por acercar la información sobre el funcionamiento de las autoridades electorales y jurisdiccionales a los ciudadanos, la mayoría de las personas comunes encuentran difícil comprender los elementos de la participación política, Existe una falta de cultura política y un bajo involucramiento real de los ciudadanos en la política.

Han pasado 10 años desde la Reforma Electoral, y nuestra joven democracia de 32 años sigue evolucionando. Es tiempo de reflexión y de establecer un vínculo más estrecho entre las autoridades y la ciudadanía, ya que es fundamental que las autoridades electorales conozcan de cerca las necesidades y complejidades que enfrentan, debido a una sobrecarga de atribuciones que ha contribuido a alejarlas de quienes hoy se sienten decepcionados y demandan justicia social.

Es muy probable que, después de la Reforma Judicial, se plantee una nueva Reforma Electoralque podría marcar los próximos 10 años de las instituciones electorales. Es momento de reflexionar sobre el futuro electoral y sus instituciones, aprender de los errores del pasado y sentar las bases para los años venideros. 

Debemos enfocarnos en la capacitación y formación de nuevas generaciones, avanzar hacia la modernización con el voto electrónico o en línea y emplear recursos más eficaces, sobre todo, es crucial entender que nuestra democracia aún es joven y enfrenta muchos retos por delante.

Para las autoridades, establecer un canal de comunicación directa con los ciudadanos es prioritario y para los ciudadanos, es crucial participar activamente y entender que la próxima Reforma Electoral representa una oportunidad para fortalecer la participación ciudadana más allá de las elecciones y los partidos políticos, especialmente en los primeros 10 años de esta modificación constitucional.