Se me hace un nudo en la garganta cada vez que pienso en el mariscal de los Gigantes de Nueva York, Daniel Jones. A penas es la primera semana desde que regresó la NFL y ya podemos ver que el equipo “Gran Azul” cometió varios errores en torno a este joven jugador.
Desde evitar seleccionar a un mariscal de campo en el draft que hiciera competencia y lo motivara a continuar mejorando en su equipo, hasta la muy cuestionable situación de ofrecerle un contrato multimillonario sin haber demostrado nada en los 4 años que lleva con el equipo. Los Gigantes se han encargado de darle el voto de confianza a su mariscal que por él mismo no se puede ganar ante la afición y ante sus compañeros de equipo, quienes no lo ven como un líder, si no como un obstáculo para mejorar la plantilla con agentes libres que los ayuden a mejorar como unidad.
Para mí, no hay peor cosa que tus rivales te tengan lástima. Y eso es lo que ha venido experimentando en número 10 de los Gigantes. Varios jugadores de los Vikingos de Minnesota comentaron que hubo un momento en el que sintieron pena por él durante el partido del domingo que terminó a favor de los del Norte. Y no lo dijeron como burla, lo dijeron con una legítima preocupación y pesar que como profesional debe calarte hasta los huesos que te miren con tanta condescendencia.
Cuando la cámara lo enfoca durante los partidos, no puedo evitar sentirme mal por verlo en la banca todo solo, cabizbajo, completamente abrumado por la situación a la que lo tienen sometido. Ningún jugador de los Gigantes se acerca a él para animarlo y ningún entrenador está repasando las jugadas con él. Es como si ya hubieran perdido toda intención de enseñarle y de motivarlo a que continúe esforzándose. Y tampoco es algo que pase de repente. Siempre que la cámara está sobre él, parece que está buscando a Dios en la punta de sus zapatos, porque no puede encontrarlo en ningún otro lugar ni con alguna otra persona.
En el americano, como en cualquier deporte, todos son piezas desechables. Siempre vendrá alguien más joven o más talentoso a buscar arrebatarte algo que por tanto tiempo y con tanto esfuerzo has luchado por conseguir. Es una ley de vida. Pero a Jones le han dado todo en bandeja de plata, esperando que dé ese chispazo de talento que alguna vez mostró, o que los entrenadores y administrativos se niegan a descartar porque es mejor humillar a un joven que admitir que cometieron un error.
Me voy a despedir con lo siguiente: De todos los equipos de la NFL, Lo Gigantes fueron los únicos que no pudieron hacer más de 7 puntos en su partido. Ni siquiera la defensa estaba interesada en intentar ganar el encuentro.
Un mariscal abatido, un equipo desmotivado, fans molestos y un uniforme horrible; vaya forma de celebrar el centenario de la franquicia…