Eddie Hall, coronado como el hombre más fuerte del mundo en 2017, en una entrevista reciente, reveló cómo su cuerpo, que alcanzó los 195 kilos y requería consumir 12,000 calorías diarias, casi no soportaba las exigencias extremas de su régimen. Los médicos le advirtieron repetidamente sobre las consecuencias potencialmente mortales de sus entrenamientos, incluidos ataques cardíacos y fallos renales.
Desde su retiro, Hall ha perdido más de 80 kilos, se ha dedicado al boxeo y MMA, y afirma sentirse más saludable y capaz de disfrutar de su vida familiar.
Con información de Infobae.