Durante una reunión con el presidente Vladímir Putin, Alexey Likhachev, presidente de la agencia nuclear rusa Rosatom, afirmó que algunos pedidos se han multiplicado por diez, enfatizando que el "principal trabajo" de Rosatom es atender estas demandas militares.
El aumento en la producción nuclear coincide con la reciente presentación de la nueva doctrina nuclear de Rusia, que amplía las amenazas ante las cuales Moscú podría responder con armamento nuclear. Putin reveló que esta doctrina actualizada incluye “Estados y alianzas militares” como posibles objetivos de “contención nuclear”, y se reserva el derecho de utilizar armas nucleares incluso ante amenazas convencionales que comprometan la soberanía rusa.
La escalada en la producción militar nuclear y la retórica agresiva han generado preocupación en la comunidad internacional. El presidente estadounidense, Joe Biden, se mostró dispuesto a abrir conversaciones con Rusia, China y Corea del Norte para reducir la amenaza nuclear. Sin embargo, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, calificó estas negociaciones de “absolutamente imposibles” en el actual contexto geopolítico.
Likhachev también destacó que, a pesar de la guerra en Ucrania y las sanciones occidentales, Rosatom ha logrado un “desarrollo considerable” en sus proyectos, señalando su papel como “suministrador de tecnologías soberanas” en diversos sectores civiles. Mientras tanto, Rusia continúa desplegando armas nucleares tácticas en Bielorrusia y ha amenazado con realizar pruebas nucleares, acciones que muchos analistas interpretan como advertencias a Occidente.
Este panorama ha alimentado temores sobre una nueva carrera armamentística nuclear, especialmente tras la suspensión por parte de Putin del cumplimiento del tratado START III, el último acuerdo de desarme nuclear vigente entre Rusia y Estados Unidos. Con las tensiones en aumento, el futuro del control de armas se presenta cada vez más incierto.
Con información de Infobae.