Durante su campaña, su retórica y promesas de combatir el crimen y la corrupción mediante métodos de "mano dura" le han valido apodos como el “Trump brasileño” y analogías con el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, conocido por su polémica guerra contra las drogas y su mano de hierro en temas de seguridad.
Tanto la revista The New Yorker como el Council on Foreign Relations resaltan las similitudes entre los discursos de Bolsonaro y Duterte. Aunque ideológicamente diferentes, ambos líderes utilizan un discurso que apela a la ciudadanía frustrada por la inseguridad, y han prometido mano dura contra el crimen. La violencia ha sido un tema central en Brasil: en 2017, el país registró su mayor cifra de homicidios con 63,800 casos, lo que representa siete asesinatos por hora, según el Foro Brasileño de Seguridad Pública. En Filipinas, antes de que Duterte asumiera la presidencia, los homicidios superaban los 12,500 anuales, aunque el país tiene poco más de la mitad de la población de Brasil.
El enfoque de Duterte va más allá, pues promueve abiertamente la eliminación de traficantes y drogadictos como política de Estado, alentando incluso a la ciudadanía a participar en estos actos de violencia. En contraste, Bolsonaro se ha comprometido a fortalecer la seguridad pública y a dar más poder a la policía, en una propuesta que, aunque polémica, ha sido bien recibida por sectores de la población brasileña que claman por seguridad.
Con información de BBC.