El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca se avecina con la intención de desmantelar políticas medioambientales de Estados Unidos, poniendo en riesgo avances recientes en la lucha contra el cambio climático. Su retorno al poder en enero podría dar un vuelco hacia el apoyo a los combustibles fósiles y la eliminación de regulaciones que favorecen la energía limpia y sostenible.
Esta postura llega justo en un momento crítico: el mundo se prepara para la COP29 en Azerbaiyán, donde delegados internacionales debatirán objetivos para frenar la crisis climática. La reelección de Trump representa una señal de alerta para muchos de los asistentes, ya que durante su primer mandato retiró a EE.UU. del Acuerdo de París y calificó la crisis climática como un "engaño". En una entrevista reciente, reafirmó su escepticismo, comparando el cambio climático con el peligro nuclear, al que considera una amenaza mayor.
El Proyecto 2025, una guía desarrollada por el grupo conservador Heritage Foundation, podría definir el rumbo de las políticas ambientales de Trump. Este documento sugiere una reestructuración de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) para limitar su rol en la regulación económica, acusándola de sobrepasarse en sus funciones. Entre sus propuestas también se encuentra la posible eliminación de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), responsable del monitoreo climático y los océanos, un cambio que podría afectar la recolección de datos vitales para entender el cambio climático.
Durante su campaña, Trump prometió también desmantelar la Ley de Reducción de la Inflación, que destina recursos para proyectos de energía limpia y transición a una economía de bajas emisiones. En un discurso reciente, expresó su intención de expandir la industria petrolera, subrayando que bajo su mandato "se perforará sin restricciones".
A pesar de estos planes, organizaciones ambientalistas en Estados Unidos están preparadas para actuar. Durante la primera presidencia de Trump, grupos como Sierra Club presentaron cientos de demandas que lograron frenar algunas de sus acciones más radicales. El director ejecutivo de Sierra Club, Ben Jealous, señaló que esta vez estarán aún más preparados para defender las protecciones ambientales en los tribunales, anticipando una "guerra de guerrillas jurídica" para proteger el medio ambiente y responsabilizar a quienes intenten debilitar la legislación ambiental.
Aun cuando Trump podría retirar nuevamente a Estados Unidos del Acuerdo de París, líderes ambientalistas subrayan que su mandato será limitado, y el próximo presidente podría reincorporar al país al tratado. Esto brinda una esperanza para quienes ven el regreso de Trump como un obstáculo temporal en los compromisos medioambientales de Estados Unidos.