Un petrolero de clase Suezmax llamado Sakarya abandonó las aguas de Ceuta el pasado sábado tras aparentemente descargar petróleo ruso, según la profundidad en el agua que mostró su estructura al partir. Antes de esta salida, el buque había desaparecido de los sistemas de rastreo digital durante aproximadamente 60 horas, lo que levantó sospechas de una transferencia de carga clandestina. Tres superpetroleros vacíos, con capacidad para albergar hasta 2 millones de barriles cada uno, estaban en las cercanías, lo que sugiere que el Sakarya podría haber traspasado su cargamento a uno de ellos.
Esta práctica de intercambio de petróleo en el mar era común en las aguas cercanas a Ceuta hasta agosto de 2023, cuando el gobierno español envió cartas a las empresas locales para frenar estas operaciones. Sin embargo, la reciente maniobra del Sakarya indica un posible reinicio de estas actividades, desafiando las restricciones impuestas por el G7 para limitar el precio del petróleo ruso como medida contra la guerra en Ucrania.
En su última travesía registrada, el Sakarya había transportado cerca de 730,000 barriles de crudo ruso desde Primorsk, en el mar Báltico, en octubre. Luego navegó hacia las aguas de Ceuta, donde estuvo desde el 6 hasta el 9 de noviembre antes de partir, aparentemente para cargar nuevamente. Durante este mismo periodo, el petrolero Cankiri, que transportaba cerca de un millón de barriles desde la principal terminal rusa en el Mar Negro, también llegó a la zona y se mantuvo con la carga intacta.
Ambos buques, Sakarya y Cankiri, navegan bajo bandera panameña, según la base de datos de la Organización Marítima Internacional. Este tipo de operaciones bajo banderas extranjeras dificulta la trazabilidad y el control del flujo de crudo ruso en los mercados internacionales. La cobertura nubosa y la desconexión del transpondedor del Sakarya también obstaculizaron el monitoreo por satélite, impidiendo verificar a qué superpetrolero se transfirió el crudo.
El comercio de petróleo ruso ha sido objeto de sanciones estrictas por parte de Occidente desde el inicio del conflicto en Ucrania. Los países del G7 han intensificado las sanciones contra buques que facilitan el comercio de petróleo ruso, con un total de 91 petroleros sancionados desde entonces. Estas medidas buscan restringir el financiamiento de la guerra a través de la venta de recursos energéticos.
Con información de Infobae.