La catedral de Notre Dame en París, devastada por un incendio en abril de 2019, se encuentra lista para reabrir sus puertas en una ceremonia que ha sido ampliamente anticipada por toda Francia y el mundo. Tras más de cinco años de arduos trabajos de restauración, el 7 de diciembre se celebrará un evento inaugural, al que asistirán el presidente francés, Emmanuel Macron, y otras figuras de alto nivel, mientras que el 8 de diciembre se llevará a cabo una misa solemne abierta a los fieles. La reapertura, considerada un “logro nacional”, simboliza un hito cultural e histórico para el país.
Según fuentes de la presidencia francesa, el evento es una oportunidad para que “todos los franceses se alegren y celebren” el renacimiento de esta joya arquitectónica, cuya restauración fue un esfuerzo monumental de artesanos, ingenieros y donantes que aportaron los 700 millones de euros que han financiado el proyecto. El discurso de Macron, que se llevará a cabo en la explanada de la catedral, busca honrar los principios de laicidad, mientras que el arzobispo Laurent Ulrich liderará las ceremonias religiosas en el interior del recinto.
La catedral abrirá oficialmente para visitantes el mismo 8 de diciembre, permitiendo que el público admire la brillante restauración de sus piedras y detalles arquitectónicos. En el interior, los asistentes podrán apreciar las nuevas vidrieras contemporáneas, un elemento innovador que ha generado debate entre quienes prefieren conservar la estética histórica y aquellos que ven en estas adiciones un toque moderno y representativo de la época actual. Las reservas para las visitas podrán realizarse en una aplicación especial que la diócesis pondrá a disposición del público.
Emmanuel Macron visitará las obras por última vez el 29 de noviembre, en una jornada donde se le brindará un adelanto del resplandeciente nuevo aspecto de la catedral, ahora restaurada con una blancura impresionante en sus paredes y bóvedas. Macron también aprovechará la ocasión para agradecer a cada uno de los expertos, artesanos y donantes cuyo esfuerzo hizo posible esta restauración, y para reconocer que, si bien la catedral estará nuevamente en funcionamiento, aún quedan detalles por perfeccionar en algunas de sus estructuras, como los arbotantes.
Aunque el papa Francisco no asistirá a la ceremonia, la decisión fue explicada por el arzobispo Ulrich, quien mencionó que el pontífice se ha enfocado en atender países con graves conflictos y dificultades, como parte de su misión de apoyo pastoral. En su lugar, la misa del 8 de diciembre será liderada por el propio Ulrich y contará con la participación de comunidades religiosas de toda París.
Este acontecimiento marca un momento de orgullo y unión para Francia, cuya gente ha seguido cada etapa de la restauración con gran interés. La reapertura de Notre Dame es un símbolo de resiliencia y una celebración de los valores culturales y espirituales que esta catedral representa para Francia y para el mundo.