Con el fin de mitigar el impacto ambiental en la frontera, Estados Unidos ha instalado una barrera de más de 100 metros en el área limítrofe con México, específicamente en la región de Tijuana. Este proyecto tiene como objetivo principal frenar el flujo de basura que cruza la frontera desde la ciudad mexicana hacia el territorio estadounidense.
La nueva barrera, que mide 137 metros de largo, fue construida con materiales reciclados y tuvo un costo de 4.7 millones de dólares (aproximadamente 96,000 millones de pesos mexicanos). Este no es el primer intento de frenar la contaminación en la zona, ya que se han colocado otras barreras más pequeñas en diferentes cañones de Tijuana, pero esta es la primera de gran envergadura en suelo estadounidense.
La instalación de la barrera responde a un creciente problema de contaminación por residuos sólidos que afecta tanto a Estados Unidos como a México. Las autoridades esperan que esta medida reduzca significativamente la cantidad de desechos que cruzan hacia el norte, protegiendo así el medio ambiente y evitando daños adicionales a los ecosistemas fronterizos.