Por Redacción Contra Réplica

El fin del mundo en la literatura: la primera visión postapocalíptica de Mary Shelley

Publicada en 1926, “El último hombre” es una novela pionera que anticipó el género postapocalíptico a través de la mirada de un sobreviviente en un futuro devastado.

Desde textos antiguos como el Libro del Apocalipsis hasta el poema épico Gilgamesh, las historias sobre el fin del mundo han acompañado a la humanidad desde sus albores. Sin embargo, el concepto de una sociedad que debe enfrentar el colapso total de su civilización no es tan antiguo como parece. Aunque estas narrativas tienen raíces profundas, el género de ciencia ficción postapocalíptica tiene una historia relativamente reciente.

En este contexto, la novela El último hombre, escrita por Mary Shelley en 1926, es considerada la primera historia literaria en abordar la sobrevivencia humana después de una catástrofe global. Shelley, mejor conocida por su obra Frankenstein (1818), se adentró en este escenario imaginativo para explorar un futuro marcado por la enfermedad, el aislamiento y el desastre.

El último hombre está ambientada en un hipotético siglo XXI, donde una devastadora enfermedad acaba con la mayor parte de la población mundial. La historia se narra desde la perspectiva de Lionel Verney, un noble inglés que es el último sobreviviente de una sociedad desmoronada. La novela describe la progresión de la peste, la desaparición de instituciones, el colapso de hospitales y hambrunas incontrolables, además de fenómenos que rozan el sobrenatural, como la aparición de un Sol negro que sumerge a los sobrevivientes en el miedo y la incertidumbre.

A través de su trama, la obra es una crítica a los ideales románticos de la época, proponiendo que la plaga es, a su vez, una metáfora de las debilidades humanas y sus luchas ideológicas. También es relevante para comprender el propio contexto biográfico de Mary Shelley, marcada por tragedias personales y pérdidas que influyeron en su visión del mundo.

A pesar de su audacia y sus temas innovadores, El último hombre no fue bien recibida en su tiempo. Se considera que su crudeza y su visión nihilista alejaron a los lectores y críticos, relegando la obra al olvido durante varias décadas. No fue sino hasta la década de 1960 que comenzó a reeditarse, siendo redescubierta como una pieza clave para comprender el género postapocalíptico en la literatura.

Hoy, a casi un siglo de su publicación, la novela resulta especialmente relevante en un contexto marcado por pandemias, crisis económicas y desastres naturales. Con el auge del género postapocalíptico en el cine, la televisión y la literatura, El último hombre sigue siendo un recordatorio de que, a menudo, la ficción es un espejo de los miedos y crisis sociales de su tiempo.

El fin del mundo es, quizás, un monstruo con mil caras. Sin importar el contexto, el temor a la extinción, al colapso social y a la enfermedad siempre parecen estar al acecho, manteniendo viva la visión imaginativa y apocalíptica que Mary Shelley plasmó en su novela.

Con información de El Sol de México.