Más que un objeto de diversión, las piñatas se han convertido en una tradición navideña, dándole luz y color a miles de hogares mexicanos, por lo que año con año, Gonzalo se prepara para llevarlas a todos los rincones de la CDMX.
Seguimos conservando esa tradición, esa alegría de estar en familia, en convivencia con nuestros seres queridos. Aparte de por la festividad, para mí es algo bonito porque este trabajo lo hacemos en un núcleo familiar, la mayoría de los que estamos aquí somos familia y es lo que me gusta de este oficio”, dijo el piñatero Gonzalo Rodríguez.
Originario de Puebla, Gonzalo inició con esta tradición hace 22 años, sin pensar que lo que empezó como diversión se convertiría en el negocio familiar.
Nació porque en el pueblo llegaban estas fechas y acostumbrábamos a romper las ollas que se usaban para quisar frijoles o la comida, las adornábamos como Dios nos daba a entender y pues tuvimos la oportunidad de adquirir un local en este mercado y dijimos ‘pues vamos a hacerlas como las hacen aquí’”, narró.
Aunque parezca fácil, la elaboración es todo un proceso que requiere de un gran equipo para obtener buenos resultados, tomando en cuenta que al paso de los años han tenido que ir cambiando los materiales, ya que antiguamente eran de barro y ahora de cartón.
La base es el periódico, luego viene el engrudo, que es parte fundamental, por que yo todavía las trabajo de manera tradicional, ahorita ya se manejan resistoles, silicones, pero yo las sigo haciendo como siempre. Entonces viene siendo el engrudo, papel china, papel metálico, papel crepé y cartoncillo, esos serían los materiales principales que me sirven.
Ya una vez que es elaborada, los picos y los moldes, lo primero que se hace es el metalizado, luego el adorno, todo lo que conlleva; ya de ahí se pasa una muchacha que está poniendo los mechoncitos y ya así la terminamos”, dijo su pequeño hijo José Ángel Rodríguez, quien además de estudiar la secundaria trabaja diariamente con su papá para seguir siendo los mejores en la elaboración de piñatas y que esta tradición perdure generación tras generación.