Tras un agitado cierre de año marcado por elecciones internas, externas e incluso factores internacionales, el país se encuentra en un momento crucial. Aunque aún estamos en una fase de adaptación, algunos de los resultados más recientes de la llamada "Cuarta Transformación" no terminan de responder a las necesidades reales del país. En el ámbito electoral, sin embargo, es un acierto haber llevado a las urnas temas fundamentales como el plebiscito, la revocación de mandato y la consulta popular. Estas figuras, instauradas en años recientes, posiblemente no se retomarán en el corto plazo, dado el estilo de gobernar de la actual presidenta de la república. Sin embargo, podrían ser herramientas clave para reafirmar la fidelidad hacia un proyecto de nación.
En medio de este torbellino de decisiones políticas, y en un contexto internacional donde líderes buscan adeptos a través de medidas populistas controversiales, se avecina una fecha crucial: el 20 de enero, cuando el presidente electo Donald Trump tome protesta como presidente de los Estados Unidos. Fiel a su estilo, Trump busca polarizar el discurso público, desviando la atención de los problemas internos y culpando a factores externos por las dificultades del país. Esta estrategia, basada en la confrontación, ya ha tenido consecuencias internacionales, como la renuncia del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, en medio de una crisis por altos costos de vivienda y baja popularidad.
¿Quién gana con este conflicto?
China, sin duda. Con su modelo capitalista, nacionalista y expansionista, busca posicionarse como un contrapeso económico en un sistema global afectado por las fallas del capitalismo occidental. Ofreciendo recursos a países aliados, China aspira a construir un bloque económico que podría desencadenar una nueva "guerra fría", pero desde una perspectiva económica. Este enfoque ha convertido al mercado asiático en uno de los más grandes y atractivos del mundo, atrayendo incluso a empresas tradicionales que buscan conquistar este vasto terreno.
Pero, ¿cómo se conecta la economía con la política? Simplemente, en todo. Los indicadores económicos, y especialmente la percepción del bolsillo de los ciudadanos, son determinantes para orientar sus decisiones políticas. Aunque algunas propuestas sean inverosímiles, los paliativos a corto plazo tienden a inclinar la balanza electoral. Esta táctica, inicialmente diseñada por el neoliberalismo, ha sido adaptada y aprovechada por corrientes de izquierda.
El desgaste del modelo político actual
Entre los reclamos de quienes apoyaron a Morena y sus aliados, destaca el hartazgo hacia un modelo político cerrado y centrado en una única visión de estado. Sin embargo, la proximidad con Estados Unidos, la potencia global dominante, limita nuestras opciones de cambio. Esto ha generado una oscilación política, similar a lo que ocurre en Argentina, entre la izquierda y la derecha. ¿La razón? La búsqueda de soluciones a corto plazo. ¿A quién no le gustaría ganar más o tener una vida más sencilla? Pero los beneficios inmediatos suelen ser efímeros y a menudo derivan en crisis post-sexenales, como ya sucedió con el PRI, el PAN y, probablemente, ocurrirá con Morena. La cuestión no es si sucederá, sino cuándo.
Esta inestabilidad política cada seis años es peligrosa, y en este contexto, la sociedad debe asumir un papel más activo en la toma de decisiones. A pesar de las numerosas campañas a favor del voto, estas podrían experimentar una drástica caída en la próxima elección.
Un llamado a la participación ciudadana
La integración de juntas de participación ciudadana es fundamental. Estas iniciativas buscan rescatar barrios y tradiciones, abordando problemas locales como la inseguridad y el deterioro urbano, y creando espacios de diálogo para elegir representantes municipales, legislativos y gubernamentales. Este enfoque puede escalar hasta el nivel nacional, fomentando un debate político más amplio y construyendo políticas públicas globalmente relevantes desde lo local.
Es momento de tomar las riendas del futuro, evitando los extremos políticos y apostando por políticas que realmente atiendan las necesidades de los ciudadanos.