En un discurso contundente durante la clausura del Festival Mundial Internacional Antifascista, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, advirtió que su país, junto a Cuba y Nicaragua, estaría dispuesto a tomar las armas para enfrentar al fascismo y defender la soberanía de las naciones involucradas. Maduro enfatizó que, si fuera necesario, se recurriría a la lucha armada legítima para derrotar lo que él calificó como el avance del fascismo.

Estas declaraciones se producen en un contexto político tenso para el mandatario venezolano, quien ha enfrentado crecientes críticas internacionales, que califican su reciente investidura como ilegítima. La oposición venezolana y muchos gobiernos de la comunidad internacional no reconocen la legitimidad de las elecciones que lo llevaron nuevamente al poder, lo que ha incrementado el aislamiento de Venezuela en el ámbito global.

Maduro evocó la memoria histórica de la extinta Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial y subrayó la necesidad de formar una "gran alianza mundial" contra el fascismo. Aseguró que Venezuela, Nicaragua y Cuba están en el centro de esta lucha, defendiendo la soberanía y la paz en la región frente a lo que considera esfuerzos recolonizadores por parte de potencias extranjeras.

La amenaza de un posible enfrentamiento armado resalta las tensiones geopolíticas actuales en América Latina, donde los regímenes de izquierda de estos países se oponen abiertamente a las políticas de intervención de gobiernos internacionales, particularmente de Estados Unidos. A pesar del rechazo global a su gobierno, Maduro mantiene una postura desafiante en defensa de la soberanía de su país y sus aliados regionales.