El reloj avanza. Las horas, minutos y segundos se consumen, y con ellos también se destapan, uno a uno, los retos y necesidades del naciente proceso electoral. Tanto el Instituto Nacional Electoral (INE) como el Consejo Estatal Electoral han trabajado a marchas forzadas para generar las regulaciones necesarias que se adecuen a estos desafíos. Estamos ante un proceso donde cerca de 5,300 candidatos competirán por integrar uno de los poderes más complejos del país, todo esto con la mitad de casillas disponibles en comparación con las elecciones de renovación del poder ejecutivo y legislativo. La paradoja es clara: más candidatos, menos casillas. Y, entre tanto, el abstencionismo sigue siendo un enemigo importante a vencer.
Estimado lector, recordará que en columnas anteriores había planteado el tiempo promedio de votación por elector: de dos a tres minutos en una boleta tradicional en papel carta, con fotografía, apodo y partido político. Pero ahora, esos elementos indispensables para elegir no estarán presentes. No habrá spots, ni campañas, ni siquiera una guía que oriente sobre cómo votar. Además, las boletas duplicarán su tamaño. ¿Cómo impactará esto en la participación ciudadana? Los pronósticos no son alentadores: mayor complejidad, menor disposición de participar.
En medio de este vendaval de retos, surge una herramienta que podría ser clave para estudiar a los aspirantes al poder judicial: la plataforma "Conóceles".
¿Qué es "Conóceles"?
Quizá usted no esté familiarizado con esta plataforma. "Conóceles" es una página web donde los aspirantes deben subir su información, fotografía y trayectoria relacionada con el cargo al que aspiran. Es una suerte de pasarela digital para dar a conocer a los candidatos. Sin embargo, la experiencia en elecciones pasadas nos demuestra que no es el camino ideal.
En San Luis Potosí, por ejemplo, "Conóceles" enfrentó serios problemas. Los aspirantes y partidos tuvieron dificultades para cargar la información, y la mayoría optó por omitir esta obligación, incluso ante las presiones del Ceepac. La plataforma quedó incompleta y la ciudadanía, desinformada. Si realmente queremos que los ciudadanos conozcan a los candidatos, deberán implementarse otros mecanismos de difusión.
Uno de los mayores desafíos radica en los tiempos asignados para radio y televisión. ¿Cómo condensar a 5,300 aspirantes en 23 minutos diarios de spots políticos que no serán personalizados, ni incluirán propuestas claras? Este problema pone en evidencia las carencias de un proceso electoral apresurado y mal planificado. El INE y los demás árbitros electorales deben actuar con rapidez y eficacia para resolver estos planteamientos, pues el éxito o fracaso de la elección recae sobre sus hombros. De no hacerlo, su permanencia como árbitro electoral podría verse cuestionada, especialmente en un contexto donde los organismos autónomos enfrentan crecientes amenazas.
A esta larga lista de problemas debemos añadir el tema de la fiscalización. Los "adelantados" y el financiamiento empleado para promoverse en redes sociales deberían ser objeto de escrutinio. No es posible que, siendo aspirantes al poder judicial, estos precandidatos operen sin la misma fiscalización que enfrentan los candidatos a los poderes ejecutivo y legislativo. Sin embargo, la realidad es que la fiscalía especializada en delitos electorales y el área de fiscalización del INE parecen casi inexistentes.
Es fácil criticar desde este lado, pero también es necesario proponer soluciones. Sin presupuesto, sin cultura cívica y sin una explicación clara de las funciones de los poderes, es difícil avanzar. Lo que sí podemos hacer como ciudadanos es prepararnos: estudiar a los aspirantes, verificar la información que circula en redes sociales y ser críticos ante lo que recibimos. El proceso electoral ya comenzó y el tiempo se consume rápidamente. La esperanza de una justicia mejor está en nuestras manos, pero requiere de información y participación activa.