El día antes de dejar la Casa Blanca en 2021, Donald Trump prometió seguir siendo una fuerza en la política estadunidense. "El movimiento que iniciamos no ha hecho más que empezar", dijo en un vídeo de despedida.
Lo que entonces podía parecer un deseo, ahora se ve como una profecía.
El ex promotor inmobiliario, cuyo primer cargo electo fue la Casa Blanca, se perfila ahora como la figura política más destacada de principios del siglo XXI.
No parece que haya sido rechazado. Parece que su versión de la política republicana es la más dominante", dijo el profesor de historia de la Universidad de Princeton Julian Zelizer.
A diferencia del inicio de su primer mandato en 2017, Trump está apuntalado por una clara victoria electoral, al haber ganado tanto el Colegio Electoral como el voto popular.
Los colaboradores que la última vez trataron de mitigar sus impulsos más agresivos han sido sustituidos por partidarios leales a ultranza deseosos de doblegar Washington a su voluntad. Los escépticos de su Partido Republicano se han retirado, dejando a sus aliados deseosos de impulsar sus propuestas en el Congreso.
Una Corte Suprema favorable, un tercio de cuyos miembros han sido nombrados por el propio Trump, ya ha dictaminado que tendrá libertad para hacer lo que quiera.
Titanes de Silicon Valley que antes mantenían la distancia compiten por ganarse su favor. La persona más rica del mundo, Elon Musk, presidente ejecutivo de Tesla, se ha ofrecido voluntario para ayudar a Trump a reformar el Gobierno, mientras que Mark Zuckerberg, presidente ejecutivo de Meta, y Jeff Bezos, fundador de Amazon, ocuparán un lugar destacado en su ceremonia de investidura.
Trump, una antigua estrella de la telerrealidad, también puede contar con una red de podcasters e influentes que amplifiquen su mensaje, mientras que los medios de comunicación tradicionales sufren por sus audiencias cada vez menores.
Su desenfadada entrevista de octubre con el podcaster Joe Rogan ha sido vista 54 millones de veces en YouTube, acercándose a los 67 millones que vieron su debate televisado contra su rival, la demócrata Kamala Harris.
Trump hereda una economía fuerte y una frontera sur tranquila, con menos detenciones de inmigrantes en diciembre que cuando dejó el cargo.
No obstante, ha dicho que planea imponer fuertes aranceles a sus socios comerciales y deportar a millones de inmigrantes que entraron ilegalmente en el país, políticas que podrían reavivar la inflación y presionar las cotizaciones bursátiles, que Trump sigue de cerca.
Un posible freno a sus ambiciones es el mercado de bonos, donde los inversores podrían asustarse si la deuda nacional de 36 billones de dólares aumenta drásticamente o el Congreso se esfuerza por elevar el límite de endeudamiento. Los mercados también podrían reaccionar mal si no cumple su promesa de prorrogar sus recortes fiscales de 2017 y recortar el gasto público.
Trump dejó el cargo como una figura derrotada y aislada, vetado en las redes sociales y repudiado por compañeros republicanos de su propia Gobierno. El Congreso, sacudido por el ataque de sus partidarios al Capitolio el 6 de enero de 2021, preparaba un segundo juicio político en su contra.
Trump, de 78 años, vuelve a la presidencia el lunes con más poder que nunca. Se enfrenta a menos obstáculos para llevar a cabo una agenda que rompe las normas y que ya está trastornando Washington e inquietando al mundo.