Una intensa ola de frío polar ha obligado a que la investidura de Donald Trump, programada para esta semana, se celebre en el interior del Capitolio en lugar de la explanada exterior tradicional. Este cambio, inusual en la historia presidencial, responde a temperaturas extremas que oscilan entre -23 y -29 grados Celsius, similares a las de la segunda investidura de Ronald Reagan en 1985.
El presidente electo ha anunciado que, además de los 600 invitados selectos que podrán asistir en el Capitolio, se habilitarán pantallas gigantes en el Capital One Arena para que miles de simpatizantes puedan seguir la ceremonia en un espacio cerrado con capacidad para 20,000 personas. De esta forma, Trump busca mantener su cercanía con los ciudadanos a pesar de las limitaciones climáticas.
El desfile presidencial, tradicionalmente celebrado a lo largo de la avenida Pensilvania, también será adaptado al Capital One Arena. El cambio implica la presentación de bandas y grupos artísticos en un ambiente cerrado, priorizando la seguridad de los asistentes y participantes frente al inclemente clima.
Con estas medidas, la investidura marca un precedente logístico en la historia moderna de Estados Unidos, destacando cómo los desafíos ambientales pueden influir en eventos de gran magnitud. La decisión ha sido respaldada por expertos en seguridad, quienes señalaron los riesgos que las bajas temperaturas representan para la salud de los asistentes y los participantes en las actividades oficiales.