Culiacán, Sinaloa, fue escenario de una emotiva marcha para exigir justicia por los asesinatos de Antonio de Jesús “N” y sus hijos, Gael y Alexander, quienes fueron brutalmente atacados el pasado fin de semana. La manifestación, que reunió a cerca de mil personas, partió desde la Escuela Primaria “Sócrates”, donde los menores, de 12 y 9 años, estudiaban.
El recorrido incluyó paradas frente al Palacio Municipal y el Congreso del Estado, reflejando el clamor social por justicia y seguridad. En un momento de tensión, algunos manifestantes intentaron subir a las oficinas del gobernador Rubén Rocha Moya, en busca de respuestas inmediatas.
El ataque ocurrió en el Fraccionamiento Los Ángeles, donde civiles armados intentaron robar el vehículo en el que se trasladaba la familia. Al tratar de huir, Antonio de Jesús y sus hijos fueron alcanzados por los disparos. Los tres perdieron la vida, dejando a la comunidad sumida en el dolor y la indignación.
Este hecho ha puesto nuevamente a Culiacán en el foco de la violencia que asola a Sinaloa, marcada por las pugnas internas del Cártel de Sinaloa tras la detención en septiembre pasado de Ismael “El Mayo” Zambada en Estados Unidos. La ciudad, que enfrenta una creciente inseguridad, ve en este caso un símbolo de la urgente necesidad de restablecer la paz.
La marcha no solo fue un llamado de justicia para la familia de Antonio, Gael y Alexander, sino también un grito colectivo contra la violencia que afecta a miles de familias en Sinaloa.