Este martes, China anunció la implementación de nuevos aranceles a productos de Estados Unidos, afectando sectores clave como la energía, los automóviles y la maquinaria. La medida llega como respuesta al reciente aumento del 10% en los aranceles de Washington a las importaciones provenientes de China, en un contexto de creciente tensión comercial entre ambos países.

El comercio entre China y Estados Unidos superó los 530,000 millones de dólares durante los primeros 11 meses de 2024, con un desequilibrio significativo que se traduce en un déficit comercial de aproximadamente 270,000 millones de dólares para Estados Unidos. Esta situación ha generado diversas acusaciones, como el "dumping" de productos chinos y el trato desigual hacia las empresas estadounidenses en el mercado chino.

La guerra comercial comenzó con la administración de Donald Trump, quien impuso aranceles a miles de millones de dólares en productos chinos, alegando prácticas comerciales desleales y el incumplimiento por parte de China en la lucha contra el tráfico de fentanilo. A pesar de una tregua en 2019 con el acuerdo "Fase 1", las tensiones persistieron, especialmente con la pandemia de COVID-19 como factor disruptivo.

En el mandato de Joe Biden, el enfoque cambió, con un enfoque más específico sobre las exportaciones de chips y medidas contra el exceso de capacidad industrial en China, sin cancelar los aranceles impuestos por Trump.

Ahora, con los nuevos aranceles de China, que incluyen un 15% sobre el carbón y gas natural estadounidense, el conflicto sigue en auge, y las posibles consecuencias podrían ser más medidas en respuesta a las prácticas comerciales chinas.