A pesar de que Turquía impidió que el líder del PKK hablara directamente, su mensaje fue leído por Ahmet Türk y Pervin Buldan, figuras prominentes del partido, ante una multitud que seguía con atención la transmisión en vivo en ciudades como Van y Dyarbakir.
Öcalan, en su carta, rememora los orígenes del PKK en un contexto de opresión y violencia, marcado por las dos guerras mundiales y la Guerra Fría. Señala que la negación de los derechos y la libertad del pueblo kurdo fue un factor clave en la creación del movimiento, que nació en un periodo de represión extrema de las libertades fundamentales, en especial la libertad de expresión. “El PKK, la insurrección y el movimiento armado más largo y extenso de la historia de la república, encontró una base social y un apoyo, y se inspiró principalmente en el hecho de que los canales de la política democrática estaban cerrados”, escribe Öcalan, subrayando la necesidad urgente de una sociedad democrática.
En su carta, Öcalan también hace un llamamiento audaz y claro: "Asumo la responsabilidad histórica de este llamamiento". En un giro radical, invita a los grupos armados a deponer las armas y a disolverse, instando al PKK a dar paso a un nuevo capítulo de su lucha, sin violencia. Este llamado a la paz es un desafío histórico, en medio de las complejas dinámicas políticas de la región y con la sombra de una posible traición turca aún presente.
El líder kurdo no solo lanza una propuesta de paz, sino que se enfrenta al desafío de reconfigurar el futuro del movimiento kurdo, con la esperanza de evitar más años de confrontación. Sin embargo, el temor a la traición sigue vivo, como lo demuestra la historia de acuerdos fallidos en el pasado, lo que añade un componente de desconfianza ante este nuevo intento.
Öcalan, a pesar de estar en prisión, sigue siendo una figura clave en el Kurdistán y un símbolo de la resistencia. Su propuesta de paz, tan audaz como necesaria, pone a prueba la disposición de los pueblos kurdos y de Turquía para superar décadas de conflicto armado. Sin embargo, la liberación de Öcalan sigue siendo una condición crucial para que cualquier acuerdo de paz se materialice de manera efectiva.
En este momento, la cuestión no es solo si el pueblo kurdo aceptará la propuesta, sino si Turquía está dispuesta a dar el paso hacia una solución política que finalmente ponga fin a un conflicto que ha marcado la historia de Oriente Medio.