El Papa Francisco, de 88 años, continúa hospitalizado en el Hospital Gemelli de Roma desde el 14 de febrero de 2025 debido a una bronquitis con infección polimicrobiana y neumonía bilateral. El pasado lunes, 3 de marzo, sufrió dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda provocados por una acumulación significativa de mucosidad en los bronquios, lo que le causó broncoespasmos. Para aliviar su condición, se le practicaron dos broncoscopias para aspirar las secreciones y se reanudó la ventilación mecánica no invasiva. 

A pesar de estas complicaciones, el Vaticano informó que el Pontífice permaneció lúcido, orientado y cooperativo en todo momento. Durante la noche posterior a los episodios, el Papa durmió bien y actualmente se encuentra descansando. Aunque no se han observado indicios de empeoramiento en su neumonía ni señales de una nueva infección, el pronóstico sigue siendo reservado debido a la complejidad de su estado de salud. 

Desde su ingreso, el Santo Padre ha experimentado cuatro crisis respiratorias, siendo la más grave la ocurrida el 22 de febrero. Actualmente, está recibiendo oxigenoterapia de alto flujo con cánulas nasales y ha retomado la fisioterapia respiratoria. Aunque permanece consciente y sin fiebre, su recuperación es delicada, y se prevé una estancia hospitalaria prolongada. 

La comunidad católica mundial se mantiene en oración por la pronta recuperación del Papa Francisco, mientras el equipo médico continúa monitoreando de cerca su evolución.