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Jonathan Flores
Opinión

“Estamos en el final de algo”

Probablemente si usted está llegando a leer esta columna de opinión, esté sorprendido de la gran cantidad de sucesos y noticias que han ocurrido no solo en nuestro estado, sino en nuestro país y  también el resto del mundo. Y es que hemos visto en tan solo, los primeros 2 meses de este 2025, actos terroristas en el país más poderoso del mundo (Estados Unidos) y también el regreso de un hombre que ha puesto a temblar al mundo entero con una sola palabra “aranceles”, su nombre: Donald Trump.

Estamos con la atención también puesta en el estado de salud de uno de los papas más carismáticos que ha tenido la Iglesia Católica: El Papa Francisco, que al día de hoy que se escribió esta columna lleva más de 20 días internado en el hospital Gemelli en Roma, Italia. Si… de nueva cuenta un papa, no estará en el inicio de la temporada más importante para el mundo católico, el inicio de la cuaresma.

Pero en México también no nos quedamos atrás en preocupaciones, mientras tenemos la crisis de los aranceles que cumplió el presidente estadounidense, Donald Trump en contra de nuestro país; tenemos a una presidenta, Claudia Sheinbaum pidiendo unidad y al grito de “soberanía nacional” ha pedido a sus seguidores invadir la Plaza de la Constitución en la Ciudad de México, como una especie de “canto de grillos” en tiempos desesperados; cuando a la vez… Estados Unidos ha declarado a los grupos criminales mexicanos como terroristas y así quedando latente la espantosa preocupación de que algún día… en algún instante, los gringos quieran entrar a territorio mexicano como lo hicieron en aquellas tierras lejanas del medio oriente.

Y aquí en ¿San Luis? Pues lo de siempre… los conflictos políticos, la discusión barata de diferencias partidistas sigue ahí presente, sin escuchar. Pero… ahora se ve algo distinto, una especie de cinismo político de ya no tenerle miedo a la condena de la sociedad por querer buscar perpetrarse en el poder  (sean verdes, guindas, blanquiazules, naranjas, el color que sea), en ellos ya no existe la vergüenza política. Y es que algo que hemos notado los ciudadanos hoy más que nunca es que el poder no cambia a las personas, solo les quita la necesidad de fingir. Recordemos que el justo protege, el ambicioso abusa y el inseguro se vuelve tirano. No es el poder el que corrompe, es el verdadero rostro de cada uno, el que emerge cuando ya no hay miedo a las consecuencias… y eso lo estamos viendo en San Luis Potosí, pero también en cualquier latitud que me mencione de este país. Pareciera que la “vergüenza política” se les ha ido totalmente a los que hoy gobiernan y están dispuestos a seguir ahí.

Y de ese intento algo fallido que buscó la presidenta Sheinbaum con su iniciativa de reforma constitucional contra el nepotismo y la reelección y que a pesar de que constantemente pidió a sus legisladores de la 4T la aprobaran para 2027, una fracción de sus aliados legisladores decidió aventarla hasta el año 2030. ¿Dígame usted, si Claudia no va a llegar el próximo domingo al Zócalo capitalino rodeada de seguidores con esto que a todas luces es un fracaso en su intención original?

Por estas cosas que hemos recordado, he llegado a pensar que estamos en estos momentos en el final de algo, no sé qué pudiera ser pero algo se escucha que agoniza, y no lo vamos a saber hasta dentro de algunos años más. Está acabando un tipo de mundo con el que crecimos y ahora nos ha tocado vivir de manera muy vertiginosa cambios políticos y sociales que muy probablemente nos serán difíciles de aceptar. Me aterra pensar que estamos teniendo a gobernantes sin la más mínima intención de ser humildes y aceptar que no lo saben todo y que en momentos de crisis como el que estamos viviendo se requiere lo mejor de los mejores, no sólo de los bien intencionados.