‘Con los hijos no’, fue la frase de sensatez que marcó una de las etapas de la campaña presidencial en mayo del año pasado. Beatriz Gutiérrez Müller intentó poner un alto a la guerra contra el hijo de Xóchitl Gálvez - Juan Pablo Vega Gálvez – quien fue captado en un estado inconveniente a las afueras de un antro, caso similar al vídeo que rápidamente llegó a celulares de las y los habitantes de esta ciudad al ver a Sebastián Galindo en medio de una trifulca.
Ambos hechos tienen símiles: hijos de protagonistas de la noticia, hombres que poseen un ‘privilegio’ momentáneo, y fueron exhibidos por ser hijos de quien son, y no por algo que probablemente ni noticia sería de ser personajes con apellidos distintos al Gálvez o al Galindo.
Con ambos, las redacciones de medios de comunicación tendrían que llegar a la pregunta: ¿es un hecho periodístico relevante? Y dependerá de la línea editorial o criterio periodístico la publicación o la no publicación.
Como ciudadanos, el interés es diferente, porque estamos hartos, cansados de la clase política. El hecho tal vez no es relevante, porque desde décadas los mexicanos padecemos políticos aprovechados de sus alcances, no sólo de hijas, hijos, sino hasta de comadres, compadres y hasta vecinos.
El presidente municipal Enrique Galindo el viernes al mediodía dio un posicionamiento, habló fuerte y claro: son guerras de lodo, un 2027 muy adelantado, los embates a la familia, ahora parecieran comunes… sí, lamentable y penosamente comunes.
Más veremos a lo largo de estos meses por un proceso adelantado, porque ahí va otra herencia de nuestros ‘queridos’ políticos: los procesos electorales que empiezan mucho antes de tener una ventana de evaluación.
En 2022, el presidente Andrés Manuel López Obrador comenzó un proceso electoral que, al día de hoy, con una presidenta ya en funciones, aún padece esa ‘fiebre’ de corcholatas, con grandes poderíos desde sus regalos de consolación.
Ahora en San Luis Potosí volvemos a estas estrategias, que resultan cansadas sin argumentos por el desempeño del político, y sólo apelan a un sentimiento -momentáneo del electorado-, pero que en el fondo demerita la política que ya no necesita más derrumbes por su ya histórico precedente.
Sí, definitivamente, ’con los hijos no’, con la familia no, como ya se dejó escuchar en Ciudad Valles, no en moneda de cambio, ¿qué ofrecen? Me refiero a qué hacer para que su desempeño sea el cuestionado y no los escándalos, creo que es sencillo hacer lo que les corresponde. Y entre eso está no comenzar un proceso cuando acabamos de cerrar las boletas.