El Rancho Izaguirre, un predio de 11 mil metros cuadrados ubicado en Teuchitlán, Jalisco, fue abierto ayer a una visita de medios y colectivos de búsqueda de desaparecidos por iniciativa de la Fiscalía General de la República (FGR). Sin embargo, las prendas, zapatos, maletas e identificaciones halladas previamente en el lugar ya no estaban, lo que generó indignación entre los familiares de las víctimas.
Según fuentes de la FGR, toda la evidencia encontrada en el rancho está ahora bajo resguardo de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Jalisco, mientras que los restos óseos están en custodia del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses. “Nada. No hay nada. No hay prendas, no hay zapatos, no hay mochilas, no hay nada. Se desaparecieron”, denunció una madre buscadora que acudió al lugar en busca de indicios de su familiar desaparecido.
Los colectivos de búsqueda calificaron la visita como un “montaje”, un “tour para turistas” o una “visita de escuela”, ya que no se les permitió revisar el rancho ni las evidencias encontradas. La FGE ya realizó una petición formal a la FGR para que ejerza su facultad de atracción y se encargue completamente del expediente del Rancho Izaguirre. Sin embargo, la federalización del caso aún no es oficial, y la FGR continúa evaluando si existen pruebas suficientes para determinar la comisión de un delito federal.
El predio, que cuenta con cinco construcciones, fue descrito como un posible centro de reclutamiento y fosa clandestina del crimen organizado. En la construcción más grande se habían localizado decenas de prendas de ropa, mochilas, maquillaje, zapatos y libretas, pero estos objetos ya no estaban presentes durante la visita. Las fosas localizadas por el grupo de Guerreros Buscadores se encuentran al fondo del predio y estaban acordonadas para evitar contaminación de las investigaciones.
Los visitantes fueron restringidos a un camino acordonado, lo que les impidió revisar la totalidad del rancho. En el lugar, se observaron hoyos realizados por las autoridades, cuartos donde se presume se practicaban tiros con balas de gotcha, y una “carnicería”, donde, según los colectivos, se mutilaba a los reclutados o secuestrados asesinados junto a baldes con químicos desconocidos.
“Más que coraje es una sensación de ser una burla. Tratan esto como un tour, cuando se trata de decenas de vidas humanas que alguna madre, hijo o hermano está buscando”, expresó Carmen, integrante de las Madres Buscadoras de Jalisco.
Durante la visita, los buscadores continuaron encontrando evidencias no catalogadas, como calcetines, mochilas, cepillos de dientes y perfumes, debajo de las piedras y entre la terracería. “La evidencia la acabamos de sacar de abajo de las piedras nosotros. Y eso no está catalogado como evidencia. No está clasificado, porque obviamente se ve que no han revisado”, señaló José Everardo Herrera Martínez, padre de Sandra Nayeli Herrera Fernández, desaparecida en Jalisco el 19 de mayo de 2019.
El Rancho Izaguirre, investigado desde septiembre de 2024 por la fiscalía estatal sin hallazgos significativos, sigue bajo sospecha de ser un centro de reclutamiento del Cártel Jalisco Nueva Generación, donde cientos de jóvenes habrían acudido bajo engaños o voluntad propia. La mayoría de ellos permanece desaparecido o no localizado.
La visita dejó en evidencia la frustración de los familiares, quienes exigen acciones concretas y la posibilidad de participar activamente en las búsquedas para encontrar a sus seres queridos.