El regreso a la Tierra de los astronautas Barry "Butch" Wilmore y Sunita Williams tras 286 días no planeados en la Estación Espacial Internacional (EEI) dejó al descubierto los estragos de la vida en el espacio: cabello notablemente encanecido, complexión frágil y posibles signos de envejecimiento acelerado. Su misión, que debía durar solo una semana, se prolongó debido a fallas técnicas en la nave Boeing Starliner, obligándolos a esperar un rescate que llegó casi nueve meses después.

Aunque el encanecimiento del cabello podría atribuirse a la falta de tintes en el espacio, la NASA ha documentado que los viajes espaciales prolongados provocan cambios fisiológicos similares al envejecimiento:

• Pérdida acelerada de masa muscular y ósea (equivalente a décadas en la Tierra).

• Estrés oxidativo, vinculado al encanecimiento y deterioro celular.

• Alteraciones en los folículos pilosos, según un estudio de 2016 que sugiere que la microgravedad podría inhibir el crecimiento del cabello.

"Imaginen acelerar los ciclos de vida de tal forma que semanas en el espacio equivalgan a años en la Tierra", explicó la agencia espacial en un comunicado previo sobre los riesgos de las misiones extendidas.

Un rescate complicado y una recuperación larga
La nave Starliner, parte del programa de Boeing para transporte de astronautas, presentó fallos críticos en sus sistemas de propulsión y helio, dejando a Wilmore y Williams atrapados hasta que una cápsula de SpaceX pudiera repatriarlos. Ahora, ambos enfrentan un riguroso proceso de rehabilitación para readaptarse a la gravedad terrestre, que incluye terapia física y monitoreo médico constante.

Mientras los científicos analizan los efectos específicos de esta misión fallida en la salud de los astronautas, el incidente reabre el debate sobre los límites del cuerpo humano en el espacio y los riesgos de las misiones de larga duración, cruciales para futuros viajes a Marte. Por ahora, el cabello blanco de Williams y Wilmore es un recordatorio visible de que el espacio sigue siendo un entorno hostil, incluso para los más preparados.

En 2019, la NASA reveló que el astronauta Scott Kelly experimentó cambios genéticos tras un año en la EEI, aunque la mayoría se revirtieron al volver a la Tierra.