Por Redacción Contra Réplica

Lanchas motorizadas amenazan el ecosistema de Xochimilco y su ajolote

El uso de motores de gasolina en canales turísticos pone en riesgo la supervivencia del ajolote y afecta a remeros tradicionales, mientras autoridades permanecen omisas.

Los canales de Xochimilco, Patrimonio de la Humanidad y hogar del emblemático ajolote, enfrentan una creciente amenaza: la proliferación de lanchas motorizadas que contaminan el agua, destruyen chinampas y perturban la fauna. Organizaciones ambientales como CIMA A.C. han denunciado que alrededor de 150 lanchas con motores de gasolina operan sin regulación en la zona, principalmente en el embarcadero de Cuemanco, donde empresas turísticas y gastronómicas las usan para tours rápidos y transporte.

Impacto ambiental y cultural

  • Contaminación: Los motores generan derrames de combustible, ruido y vibraciones que erosionan las chinampas y afectan a especies como el ajolote, cuya población ha disminuido 6 mil veces en años recientes.

  • Pérdida de tradición: Los remeros, dedicados por generaciones a navegar trajineras, ven reducidos sus ingresos ante la competencia desleal. "Una lancha motorizada lleva 30 personas y nos deja sin trabajo", lamenta Heriberto Sevilla, remero con 25 años de experiencia.

  • Omisión oficial: A pesar de denuncias ante PROFEPA y SEMARNAT, no hay acciones concretas para retirar los motores, según activistas.

Fidelia Hernández, fundadora del Ajolotario El Carrizal, explica que la contaminación y el cambio climático han obligado a reproducir esta especie en cautiverio: "El ajolote ya casi no existe en su hábitat natural". Su reproducción es frágil: solo ocurre una vez al año, con temperaturas bajo 5°C.

Mientras un tour en lancha motorizada cuesta hasta 2,000 por persona (30−45min), las trajineras tradicionales ofrecen paseos de 2 horas por menos de 2,000 por persona (30−45min), las trajineras tradicionales ofrecen paseos de 2 horas por menos de 750. Organizaciones exigen prohibir los motores para proteger el ecosistema y la economía local. "Xochimilco no es un parque de diversiones, es un patrimonio vivo", sentencia Michelle Balam de CIMA A.C.

Ante la inacción gubernamental, la lucha por salvar Xochimilco sigue en manos de ciudadanos y remeros que defienden su legado cultural y natural.