Activistas señalaron que, de no actuar, podrían perforarse al menos 15 mil pozos no convencionales en los próximos años, agravando los daños ambientales y a la salud en el país.
Beatriz Olivera Villa, de la Alianza Mexicana contra el Fracking, reveló que el pasado 11 de febrero, el diputado morenista Joaquín Zebadúa confirmó que la propuesta de reforma ambiental, impulsada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, fue descartada por un "tecnicismo" relacionado con los tiempos legislativos.
No obstante, Zebadúa aseguró que la iniciativa podría ser presentada nuevamente por el Ejecutivo federal y discutida en el Congreso.
Ramón García, del Centro de Derechos Humanos Bety Cariño, afirmó que la presidenta tiene en sus manos la oportunidad de cumplir su compromiso de campaña y prohibir esta técnica, la cual se ha vinculado con contaminación de agua, sismos y afectaciones a la salud.
"Ella tiene la formación académica, el liderazgo y el respaldo popular para liderar esta lucha contra el fracking y el cambio climático", destacó.
Manuel Llano, de Cartocrítica, recordó que en la historia petrolera de México se han perforado 33 mil pozos, de los cuales 7,879 fueron fracturados. Advirtió que, si no se prohíbe esta práctica, podrían abrirse 15 mil pozos no convencionales más.
Por su parte, Miguel Escoto, de Oilfield Witness, alertó sobre cinco proyectos de hidrocarburos en desarrollo, vinculados a empresas estadounidenses, que buscan exportar gas licuado a Asia:
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Saguaro y Amigo GNL (Sonora)
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Costa Azul (Baja California)
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Vista Pacífico (Baja California Sur)
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Salina Cruz (Oaxaca)
Las organizaciones insistieron en que prohibir el fracking es urgente para evitar mayores daños ambientales y cumplir con los compromisos climáticos de México.