Por Redacción Contra Réplica

¿Realmente "La noche estrellada" de Van Gogh refleja turbulencia física? La ciencia lo cuestiona

Nuevo estudio rebate que los remolinos del cuadro cumplan con teorías de flujo turbulento, pese a análisis previos.

La noche estrellada (1889), la icónica obra de Vincent van Gogh, ha sido celebrada no solo por su valor artístico, sino también por supuestamente capturar con precisión los patrones de la turbulencia en fluidos, según un estudio publicado en 2023 en Physics of Fluids. Sin embargo, una nueva investigación de las universidades Commonwealth de Virginia (VCU) y de Washington desmiente esta idea, señalando que el lienzo no es un modelo válido de dinámica de fluidos.

El año pasado, un artículo afirmó que los remolinos del cielo pintados por Van Gogh se ajustaban a la teoría de Kolmogorov —que describe el comportamiento caótico de fluidos como el aire o el agua—, incluso sugiriendo que el artista había plasmado "la intensidad y distancia relativa" de los vórtices. Pero los doctores Mohamed Gad-el-Hak (VCU) y James J. Riley (Washington), expertos en turbulencia y discípulos del físico Stanley Corrsin (quien extendió dicha teoría), publicaron ahora en Journal of Turbulence un contundente rechazo:

Falta de base científica: Según los investigadores, no hay una "propiedad escalar medible" (como temperatura o presión) en la pintura que permita aplicar las ecuaciones de turbulencia. Además, el flujo atmosférico sugerido no cumple los requisitos físicos.

Error conceptual: "El cuadro es abstracto y fascinante, pero eso no lo convierte en un modelo de fluidos", aclaró Gad-el-Hak.

Aunque el estudio previo llamó la atención al vincular arte y física, los nuevos hallazgos destacan que la genialidad de Van Gogh radica en su expresionismo, no en ecuaciones ocultas. La obra, pintada desde el manicomio de Saint-Rémy (Francia), sigue siendo un símbolo del posimpresionismo —hoy en el MoMA de Nueva York—, pero su "turbulencia" sería pura metáfora visual.

Mientras la ciencia resuelve el debate, el público puede seguir admirando los cielos vibrantes del maestro holandés... sin confundirlos con un manual de física.