Por Redacción Contra Réplica

"El mundo inmaterial": Munae revela el proceso creativo de Joy Laville en exposición inédita

La muestra exhibe 126 piezas, incluyendo bocetos preparatorios y obras gráficas poco conocidas de la artista anglo-mexicana.

El Museo Nacional de la Estampa (Munae) abrirá este sábado "El mundo inmaterial: Joy Laville", una exposición que descubre el proceso creativo detrás de la obra gráfica de la artista británico-mexicana (1923-2018), reconocida por su pintura pero poco explorada en su faceta como grabadora. La muestra reúne 126 piezas —entre litografías, serigrafías, aguafuertes, pinturas y esculturas— provenientes de acervos del Munae, la Galería de Arte Mexicano (GAM) y la colección personal de su hijo, Trevor Rowe.

La curaduría, a cargo de Lilia Prado, destaca por primera vez los bocetos preparatorios que Laville realizaba antes de pasar a la plancha de grabado, revelando su método minucioso. "No era una artista que adaptaba sus pinturas al grabado; creaba pensando específicamente en técnicas gráficas", explicó Patricia Torres de la GAM, galería que representó a Laville por más de 50 años.

Obras intervenidas: Pinturas que Laville retocó en sus últimos años con gouache o acuarela, transformándolas en "originales sobrepintados".

Grabados en blanco y negro: Piezas creadas tras la muerte de su esposo, el escritor Jorge Ibargüengoitia, donde el recurrente motivo de un avión simboliza su duelo.

Portadas de libros: Diseños alternos para obras de Ibargüengoitia, como La muertas, incluida su versión Mujer con capa modificada con bikini.

Aunque Laville incursionó formalmente en el grabado hasta los años 70, su dominio técnico venía de clases en su juventud. Trabajó con talleres mexicanos como el de Pilar Bordes y estadounidenses como el Instituto Tamarind, donde refinó su estilo etéreo y poético. "Era una grabadora excepcional; hasta sus últimos días siguió experimentando", añadió Torres.

La exposición no solo celebra el legado de Laville, sino que invita a redescubrir a una artista cuya obra gráfica —tan meticulosa como emotiva— permaneció mucho tiempo en la intimidad de su archivo personal.