La junta militar de Myanmar declaró un alto al fuego temporal en la guerra civil del país hasta el 22 de abril con el fin de permitir labores de rescate y asistencia a las víctimas del devastador terremoto ocurrido el pasado viernes. La televisión estatal informó que la decisión busca mostrar compasión a los afectados, aunque advirtió que responderán si los grupos armados opositores no respetan las condiciones establecidas.
El sismo, de magnitud 7.7, ha causado la muerte de al menos 3,003 personas y ha dejado más de 4,500 heridos, según el reporte oficial de la MRTV, aunque otras fuentes sugieren cifras aún más elevadas. Miles de edificios colapsaron, puentes se desplomaron y las carreteras quedaron severamente dañadas, dificultando las labores de rescate. En la capital, Naipyidó, rescatistas turcos y locales lograron salvar a dos hombres atrapados en las ruinas de un hotel tras casi 108 horas bajo los escombros.
Mientras tanto, en Bangkok, Tailandia, donde también se sintió el terremoto, el derrumbe de un edificio en construcción dejó un saldo de 22 muertos. La comunidad internacional ha comenzado a movilizar ayuda para las zonas afectadas, mientras persisten las preocupaciones sobre la estabilidad del cese al fuego y el acceso seguro para las misiones de rescate.