Por Redacción Contra Réplica

Investigadora argentina analiza los retos del modelo agroindustrial en la Primera Conferencia Mundial sobre Seguridad Alimentaria y Cambio Climático

La doctora Griselda Muñoz critica las consecuencias de un sistema agroindustrial dependiente de insumos químicos y propone alternativas sostenibles

En el marco de la Primera Conferencia Mundial en Seguridad Alimentaria y Cambio Climático, celebrada en el Centro Cultural Universitario de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), la doctora Griselda Muñoz, investigadora de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina, ofreció una conferencia magistral ante estudiantes titulada “¿Es posible producir alimentos seguros, nutritivos y accesibles?”. En su intervención, la especialista planteó una visión crítica sobre los impactos del modelo agroindustrial en la salud ambiental y humana.

Muñoz destacó que, tras la revolución industrial, el sistema alimentario se transformó al centrarse en la rentabilidad mediante el uso de tecnologías avanzadas y productos químicos, lo que ha tenido efectos perjudiciales sobre el medio ambiente. La investigadora advirtió que este modelo ha provocado una alarmante homogeneización de los sistemas de producción, llevando a la pérdida de biodiversidad y al desplazamiento de las comunidades rurales.

La especialista también subrayó el vínculo entre las enfermedades metabólicas y el consumo de alimentos industrializados, un fenómeno agravado por la dependencia alimentaria de muchos países, que favorece a grandes corporaciones pero margina a los pequeños productores. "El modelo agroexportador ha generado una dependencia alimentaria perjudicial para las naciones, al priorizar la producción de commodities sobre la soberanía alimentaria", afirmó Muñoz.

A pesar de los retos que enfrenta el sector, la doctora destacó el surgimiento de iniciativas como empresas dedicadas al desarrollo de bioinsumos, lo que representa una transición hacia una agricultura más sostenible. En su conclusión, invitó a reflexionar sobre la necesidad de construir sistemas alimentarios que garanticen el bienestar de las personas y respeten el medio ambiente, y llamó a una reorientación de la educación y las políticas públicas hacia modelos más justos y sostenibles.