Por Redacción Contra Réplica

La Procesión del Silencio reafirma su legado como emblema cultural de San Luis Potosí

Esta manifestación religiosa, reconocida a nivel continental, vuelve a llenar de solemnidad el corazón de la capital potosina

Cada Viernes Santo, el Centro Histórico de San Luis Potosí se transforma en un escenario de recogimiento y fervor con la celebración de la Procesión del Silencio, considerada la más importante de América en su tipo. Esta tradición profundamente arraigada ha sido reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial desde 2013, y cada año convoca a miles de personas, tanto locales como visitantes.

La Secretaría de Cultura del Estado reiteró su invitación a vivir esta experiencia con respeto y sensibilidad, destacando que la Procesión no solo fortalece la identidad religiosa, sino que también es un puente hacia el conocimiento y la valoración del patrimonio cultural potosino. Es una celebración que une generaciones y refuerza el sentido de comunidad.

Inspirada en la devoción a la Virgen de la Soledad, la primera edición de esta manifestación religiosa tuvo lugar en 1954. Desde entonces, más de 30 cofradías penitenciales participan cada año, portando imágenes del viacrucis o de los Misterios Dolorosos del Rosario, en un recorrido marcado por el silencio, la fe y la estética simbólica de sus túnicas y capuchones.

Los colores de cada parroquia se hacen presentes a través de las vestimentas de los cofrades, quienes representan con seriedad y compromiso su papel en esta ceremonia única. La Procesión del Silencio, además de su dimensión espiritual, se ha consolidado como un atractivo turístico y cultural que proyecta al estado a nivel nacional e internacional.