La ciudad sigue su curso, pero para muchas familias, el tiempo se detuvo. Las calles de San Luis Potosí fueron escenario de una manifestación conmovedora, donde decenas de personas exigieron justicia por la desaparición de niñas y niños, cuyas historias rara vez llegan a ocupar los encabezados.
Entre los rostros dolientes estuvo Claudia González, quien caminaba sosteniendo una imagen de su nieta, Alanna Sofía Ortiz Guerrero. La niña cumplió cinco años el pasado 19 de febrero, pero no hubo pastel ni velas; días antes, fue sustraída por su padre, en un contexto de disputa legal y sin intervención efectiva de las autoridades.
“Nos dijeron que no podían hacer nada porque ninguno tenía la custodia”, relató Claudia. Con el tiempo, un juez otorgó la custodia provisional a la madre, pero la situación no cambió. Aunque se realizó un cateo en Soledad de Graciano Sánchez, donde presumen que la niña está escondida, no la encontraron. Las autoridades no han regresado.
La familia, además, ha recibido amenazas y persecución por insistir en la búsqueda. “Mi hija está destrozada, ya no sabe cómo vivir sin su niña”, expresó Claudia entre papeles legales y una impotencia latente.
La historia de Alanna no es única. También se recordó el caso de Ian Yael, desaparecido en marzo, y de otros tantos menores que han sido víctimas de desaparición en entornos familiares. Entre 2019 y 2025, en San Luis Potosí se activaron 159 Alertas Amber. Sólo en 2024 se emitieron 41, y en lo que va del 2025, ya suman cinco.
Las familias siguen luchando, alzando la voz por sus hijas e hijos. Porque cada número en las estadísticas representa una historia, un nombre, un rostro, y una ausencia que no deja de doler.