Por Redacción Contra Réplica

Hijas buscadoras: Tras las huellas de su madre con amor, memoria y resistencia

Mucho se habla de las madres buscadoras, pero ¿qué pasa cuando son las hijas las que esperan encontrar a sus mamás? Alicia, Dana y Vania son tres de ellas. Sus historias están incluidas en el libro Hormigas entre gigantes. Las infancias y sus experiencias ante la desaparición y el asesinato extrajudicial de sus madres y padres

Mucho se habla de las madres buscadoras, pero ¿qué pasa cuando son las hijas las que esperan encontrar a sus mamás? Alicia, Dana y Vania son tres de ellas. Sus historias están incluidas en el libro Hormigas entre gigantes. Las infancias y sus experiencias ante la desaparición y el asesinato extrajudicial de sus madres y padres, publicado por la Fundación Heinrich Böll y Artículo 19 Oficina para México y Centroamérica. En entrevista con Excélsior, ellas detallan cómo ha sido su vida sin sus madres, a quienes todos los días esperan hallar.

VUELOS DE LA MUERTE, LA ÚLTIMA PISTA

Alicia desapareció el 5 de enero de 1978. Su regreso siempre fue el eterno regalo que su hija, también Alicia, le pedía a los Reyes Magos.

Nosotros siempre partíamos la rosca en casa de los abuelos y mi cartita todos los años fue… les pedía la muñeca que quería, o lo que quería, y les decía: ‘Tráiganme a mi mamá’. Nunca llegó, pero nunca dejé de pedirla”, cuenta.

Como estudiante de ingeniería electrónica, Alicia de los Ríos Merino, originaria de Bachíniva, Chihuahua, se convirtió en militante de la Liga Comunista 23 de septiembre (LC23S), organización guerrillera que buscaba una revolución armada en México.

Mi mamá, desde entonces, entra en una militancia semiclandestina; abandona la casa muy pronto, la casa familiar… y en 1974 abandona la ciudad, ya para siempre, ya no vuelve a Chihuahua”, narra Alicia, quien creció con sus abuelos y fue registrada como su hija, exactamente con el mismo nombre que su madre.

Alicia madre conoció al papá de su hija, Enrique Pérez Mora, líder de la LC23S en Jalisco, cuando ayudó a que él escapara del penal de Oblatos, en ese estado, en enero de 1976. Fue una historia efímera; ella quedó embarazada y él murió en combate en Culiacán, Sinaloa, en junio de ese mismo año.

Alicia hija relata cómo uno de sus primeros recuerdos es salir corriendo con todas sus tías y primos a preguntar a sus abuelos qué les habían dicho de su mamá, “pero no entendía nada”.

A mí me decían que mi mamá estudiaba en México. Después, una primita, jugando, se enojó porque le pegué muy fuerte y me gritó: ‘Por eso tu mamá está en la cárcel’… Yo me la imaginaba en una cárcel normal, pero después, un primito con el que yo me crié, ya viendo que cada vez yo sufría más por entender… le grita a mis abuelos y a su mamá: ‘¿Por qué no le dicen? ¡Pobre, mírenla. Díganle que su mamá está desaparecida!’”.

Toda su vida, Alicia ha buscado a la otra Alicia. Como hija, abogada y, después, como historiadora. Ahora sabe que, tras ser detenida, su madre fue trasladada al Campo Militar No. 1, en la Ciudad de México; después, a una base aérea militar en Pie de la Cuesta, Guerrero.

Nosotros pensamos que ella es víctima de uno de los Vuelos de la muerte, que justo se reanudan el 8 de junio de 1978. Coincide su traslado y su estancia en la base aérea”, narra su hija. Los Vuelos de la muerte fueron parte de la llamada Guerra Sucia en México, en los años 70 del siglo pasado, mediante los cuales se arrojaron al mar los cuerpos de disidentes políticos ejecutados.

Ahora, Alicia hija festeja el 10 de mayo marchando por madres e hijos desaparecidos; tras 47 de ausencia de su mamá, la sigue buscando, hasta encontrarla, en cualquier situación.

Yo a ella le diría que no me debe nada, que le agradezco profundamente, la verdad, que se haya atrevido a, primero, embarazarse; después a parir y, finalmente, entregarme a una familia donde sabía que no me iba a pasar nada… La encontraremos y la reivindicaremos como una revolucionaria de su tiempo… Así la he aprendido a querer y, pues, te voy a encontrar”.