La presión internacional sobre el gobierno de Benjamin Netanyahu se intensificó este domingo luego de que Francia, Canadá y Reino Unido exigieran a Israel detener de inmediato su ofensiva militar en la Franja de Gaza y desbloquear el acceso a la ayuda humanitaria. En una declaración conjunta, el presidente Emmanuel Macron, el primer ministro canadiense Mark Carney y su homólogo británico Keir Starmer calificaron las acciones israelíes como “escandalosas” y advirtieron que podrían responder con medidas concretas si continúa la escalada.
“Estamos frontalmente contra la ampliación de las operaciones militares en Gaza. El nivel de sufrimiento humano es intolerable”, afirmaron los mandatarios, subrayando que si bien siempre han defendido el derecho de Israel a protegerse del terrorismo, “esta escalada es totalmente desproporcionada”.
Además, expresaron su compromiso con una solución de dos Estados y señalaron que están dispuestos a reconocer un Estado palestino como paso clave para alcanzar la paz. En ese marco, anunciaron su participación en la conferencia internacional del 18 de junio en Nueva York, enfocada en el futuro de Gaza y la búsqueda de un consenso regional.
La respuesta del primer ministro israelí no se hizo esperar. En un comunicado, Netanyahu rechazó tajantemente los señalamientos, acusando a los líderes de Londres, Ottawa y París de “ofrecer un gran premio” al terrorismo y “alentar nuevas atrocidades” como el ataque del 7 de octubre. Incluso citó como modelo la controvertida postura del expresidente estadounidense Donald Trump, quien sugirió convertir Gaza en un resort expulsando a sus habitantes, idea que Netanyahu instó a adoptar.
Mientras tanto, 22 países, entre ellos Alemania, Japón, Italia, España, Noruega y Países Bajos, emitieron un pronunciamiento conjunto donde exigieron la reanudación inmediata de la ayuda humanitaria en Gaza, y que esta sea distribuida de forma independiente e imparcial. El documento advierte que la población del enclave palestino enfrenta una crisis de hambruna sin precedentes, y urge a Israel a permitir el ingreso seguro de asistencia.
En paralelo, la indignación pública crece. En un artículo publicado en Newsweek, Ben Cohen, cofundador de la marca Ben & Jerry’s y arrestado recientemente por protestar en el Senado estadounidense, denunció que la “destrucción y matanza de familias en Gaza está siendo financiada por nuestro gobierno”.
La situación humanitaria en la Franja de Gaza se deteriora rápidamente, mientras la comunidad internacional aumenta la presión sobre Israel para detener una ofensiva que ha dejado miles de muertos y millones de desplazados. A medida que más países se pronuncian, crece también la expectativa de una respuesta unificada que imponga condiciones a un conflicto que, hasta ahora, no muestra señales de ceder.
