El Deportivo Toluca escribió una nueva página dorada en su historia al conquistar su undécimo título de Liga MX, tras imponerse con autoridad al América en la final (2-0 global). Con una propuesta atrevida, energética y alejada de los esquemas rígidos del futbol mexicano, el equipo dirigido por Antonio Mohamed desmanteló al tricampeón en dos actos impecables.

La victoria fue gestada con carácter y fútbol colectivo. Luan García Teixeira abrió el marcador al minuto 65 en un tiro de esquina, y más tarde, al 82’, Alexis Vega sentenció el campeonato desde los once pasos, tras una falta sobre Robert Morales. Vega, figura y capitán, dejó el campo entre ovaciones, incluso del histórico José Saturnino Cardozo, quien presenció el duelo desde un palco.

El técnico argentino Antonio Mohamed revivió viejas heridas frente a su exequipo y se reencontró con la gloria en el estadio Nemesio Díez, el mismo escenario donde en 2014 se sintió traicionado tras su salida del América. Diez años después, su regreso tuvo sabor a reivindicación, con un rosario en la mano y la sonrisa de quien vuelve por lo que le pertenece.

Este Toluca evoca al de los tiempos de Cardozo, Vicente Sánchez y Enrique Meza, con un equipo sólido y ofensivo. Jugadores como Paulinho, Vega, Morales y García consolidaron una estructura que puso fin al dominio azulcrema y reavivó el fuego en el infierno escarlata.

Fuera del estadio, la pasión se desbordó. Miles de aficionados en camisetas rojas convirtieron las calles de Toluca en un río de lava. Hubo cánticos, humo, choripanes y revendedores que ofrecían boletos hasta en 20 mil pesos. La fiesta, sin embargo, tuvo momentos de tensión: incidentes con la policía, empujones y una menor lesionada por los tumultos mancharon brevemente la celebración.

América, que aspiraba al histórico tetracampeonato, terminó superado en todas las líneas y con dificultades incluso para ingresar al estadio, rodeado por una multitud que no perdonó ni un segundo de debilidad.

La corona 11 llegó después de 14 años de espera. El Nemesio Díez, convertido en un verdadero volcán, estalló de júbilo cuando los Diablos levantaron el trofeo. “Junto al Nevado nací, del Rojo me enamoré”, cantaban los aficionados, recordando que en Toluca, el fútbol también es un acto de fe.