La canciller de Colombia, Laura Sarabia, presentó su renuncia este jueves tras expresar diferencias irreconciliables con el presidente Gustavo Petro, sumando un nuevo episodio a la inestabilidad del primer gobierno de izquierda en la historia del país. La decisión se produce mientras se agudizan las disputas internas del gabinete, del que han salido más de 50 ministros en tres años de gestión.
En su carta de dimisión, Sarabia lamentó que no puede continuar acompañando un rumbo que, en sus palabras, se ha desviado de sus convicciones. Su salida estaría motivada por desacuerdos sobre la licitación de pasaportes, un tema que ha fracturado a la Cancillería desde el inicio del gobierno. Mientras Sarabia defendía la continuidad del contrato con Thomas Greg & Sons, el Ejecutivo buscaba trasladar la operación a la Imprenta Nacional, una medida criticada por su viabilidad técnica y legal.
La renuncia ocurre en un contexto diplomático tenso con Estados Unidos, país que ha cuestionado la estrategia colombiana en temas migratorios y antidrogas. La ahora excanciller gestionaba acercamientos con Washington en medio del aumento en los cultivos de coca y la incertidumbre por la renovación del estatus de Colombia como aliado estratégico. Al mismo tiempo, crecen los señalamientos contra Sarabia por presunto lavado de dinero y vínculos con redes ilícitas, en investigaciones abiertas por la Fiscalía General.
Laura Sarabia, quien ascendió rápidamente en el entorno de Petro tras su participación en la campaña presidencial de 2022, se suma así a una larga lista de salidas que evidencian las tensiones al interior del gabinete. Su distanciamiento con figuras clave del oficialismo, como el ministro del Interior, Armando Benedetti, acentúa el desgaste del equipo presidencial en medio de presiones externas, escándalos y fracturas internas que ponen a prueba la gobernabilidad del Ejecutivo colombiano.