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Valientes lentejuelas

No, no fue la derecha, ni los neoliberales, ni las oscuras y siniestras fuerzas de la reacción que se la pasan planeando golpes de estado blandos contra nuestro amado líder, ni la prensa fifí y chayotera, ni los empresarios, ni Fox ni Calderón los responsables de la renuncia de Pedro Salmerón al INEHRM, sino la santa inquisición de Twitter, cuya capacidad de linchamiento es absoluta y pesa más que cualquier recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

“No nos hagamos tarugos”, como dicen por ahí; si el nuevo gobierno hubiera querido mantener en su cargo a Pedro Salmerón, le habría valido una pura y dos con sal lo que dijeran sus linchadores. Lo hemos visto: cuando el gobierno de la 4T se emperra en una cosa, no hay razón o poder humano que lo haga cambiar de opinión.

A mi parecer, el “comando de valientes jóvenes de la Liga Comunista 23 de septiembre” de Salmerón, es el equivalente 2019 de la famosa columna de Nicolás Alvarado —de agosto del 2016— donde nos dejó en claro que no era nada fan de Juan Gabriel y en la que expresó que su rechazo por el cantante “…es clasista: me irritan sus lentejuelas no por jotas sino por nacas”.

Si no hubieran sido funcionarios públicos, lo escrito por Nicolás Alvarado y por Pedro Salmerón seguramente se habría debatido en sus respectivos ámbitos y no habrían trascendido. Pero llevamos todo el siglo XXI encrispados, divididos y enojados —la polarización ya podría enumerarse como una de las características del carácter de los mexicanos—, y dentro de esta lógica, palabras cuentan, las palabras pesan, las palabras definen y mucho más en la plaza pública.

Ninguno de los dos casos debió conducir a sus autores a la guillotina, pero aquí nadie se salva; ni derechas, ni izquierdas, ni los fanáticos de nuestro amado líder ni sus enemigos (aunque eufemísticamente les llame “nuestros adversarios”), todos están cortados con la misma tijera y el linchamiento sólo es el pretexto para desplegar banderas y sacar a relucir filias y fobias.