El penacho de Moctezuma, o quetzalapanecáyotl en náhuatl, es un tocado de plumas de quetzal, pájaro vaquero, espátula rosada y charlador turquesa con oro.
Pero, ¿cómo llegó al Museo de Etnología de Viena? Hay dos hipótesis.
De acuerdo don el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, el 10 de julio de 1519, la Junta de Regimiento de la Villa Rica de la Vera Cruz envió en carabela a la reina Doña Juana de Castilla objetos, entre ellos “oro, plata, piedras y plumajes”.
Aunque esa es la hipótesis más fuerte, el Instituto de Investigaciones Jurídicas advierte que “no se tiene certeza de cómo llegó a Europa”.
Otra versión es que cuando Moctezuma y Hernán Cortés tuvieron diálogo el emperador azteca se lo obsequió. Cortés se lo habría enviado al rey Carlos I de España, miembro de la familia Habsburgo, originarios de Austria.
El reclamo del penacho de Moctezuma
“A finales del siglo XVII, el penacho se identificó como un sombrero morisco y no fue sino hasta el siglo XIX en que se le adjudicó un origen indígena mexicano.
A partir de ese momento surge el interés por parte de los europeos por vincularlo a Moctezuma y desde luego a Cortés”, explica el Instituto. Durante el siglo XX, el discurso indigenista del Estado Mexicano asoció al emperador Moctezuma con el penacho. La propuesta del gobierno mexicano era recuperar el tocado, símbolo de un pasado glorioso indígena.
Sin embargo, el INAH ha explicado que los códices aztecas muestran que los gobernantes en Mesoamérica no utilizaban coronas y penachos, sino otro tipo de tocados como la Diadema Xihuitzolli
En la década de 1990, la celebración del quinto centenario de la llegada de Cristóbal Colón a América contribuyó a que el penacho que está en Austria atrajera la atención pública.
Cuando era presidente Carlos Salinas de Gortari, el Instituto Nacional de Antropología e Historia envió una petición diplomática a Austria, con la petición de regresar el tocado.
Tras examinar el estado físico de las plumas Austria concluyó que no sería posible el traslado porque implicaría un deterioro irreversible al objeto.
En 2011, el presidente Felipe Calderón ofreció un intercambio al gobierno de Austria: el penacho por la carroza dorada de Maximiliano de Habsburgo.
Con información de El Financiero.
Imagen Proyecto Puente