Así como su familia de manera fortuita terminó viviendo en Mexicali para echar raíces, así sucedió también con miles de compatriotas chinos que muchos años antes lo hicieron en La Chinesca como resultado de una cadena de sucesos que los trajeron a estas tierras fronterizas.
Para entenderlo más claramente, es necesario conocer las trastiendas y sótanos por donde Rosy nos va guiando.
Atrás de El Manicomio, la tienda que ahora oferta camisetas de AC/DC y Guns´ N Roses, antes fue el famoso establecimiento de comida china Restaurante 8.
La imagen del padre de la china comunista Mao Zedong y otras viejas fotografías en blanco y negro nos dan la bienvenida junto a Rosy, quien luego de darnos una breve introducción nos advierte tener cuidado con la cabeza y con las viejas escaleras del primer sótano a visitar.
El olor penetrante a humedad, una tenue luz roja y algunos juegos de azar chinos como el mahjong forman parte de la recreación de lo que pudo haber sido la ciudad debajo de la ciudad.
Mi padre, oriundo de Mexicali, siempre me había contado de un amigo chino de la infancia con quien jugaba en aquellos sótanos y túneles llenos de orientales. He de confesar que siempre dudé de su veracidad hasta ahora que conozco la historia de frente.
Con mi padre y sus historias de antaño en mente, salimos del primer sótano y nos dirigimos hacia las calles bulliciosas del centro, que de algunos años a la fecha ha empezado a ser decorado por grandes murales con temáticas asiáticas.
Nos detenemos frente a una tienda naturista que promete que con su shampoo de bergamota y ajo negro, hará crecer el cabello. Entramos y los locatarios nos dan la bienvenida, el olor a hierbas inunda el lugar.
Pasamos a la trastienda y una vez más Rosy nos indica tener cuidado con las escaleras. Bajamos al segundo sótano. Aquí nos explica cómo es que en aquel entonces llegó a haber 18 distintas asociaciones chinas.
El censo de la década de 1920 indicaba la presencia de 17 mil chinos frente apenas 4 o 5 mil mexicanos, debido a ello y a que la mayoría de los orientales eran originarios de la provincia de Cantón, es que Mexicali llegó a ser conocido como el Pequeño Cantón.
Son apenas cuatro cuadras las que conforman La Chinesca, pero Rosy conoce las historias de cada rincón. Además de pertenecer a la segunda generación de descendientes chinos, su familia ha sido comerciante del mismo centro histórico por décadas.
Su rostro se entristece cuando recuerda los incendios de 1923 y 1992, cuando vidas, patrimonios y parte de su historia fue consumida por el fuego. Han sido tragedias muy dolorosas para Mexicali, dice afligidamente.
Seguimos recorriendo el viejo centro de la ciudad y nos señala algo que para cualquier mexicano sin conocimiento previo podría pasar inadvertido. Los edificios que tengan letras chinas en dorado, nos dice, es porque son asociaciones.

Le pregunto si habla chino y lo niega. “Ha sido una comunidad muy hermética, cuando intenté entrar a la escuela para aprenderlo en los años setenta, estaba prohibido para los mestizos como yo; apenas la abrieron en el año 2000 y a mi edad, ya para qué”.
El recorrido sigue su curso
Seguimos descubriendo los secretos de la antigua zona, bajamos a otros sótanos; dicen que pocos mexicanos llegaron a conocer la vida subterránea de los chinos y uno de ellos fue el gobernador Esteban Cantú, quien bajaba esporádicamente para convivir con la comunidad y conocer sus costumbres. Tanto, que hasta los fumadores de opio estaban entonces permitidos y pagaban impuestos.
La economía china era boyante a mitad de siglo XX; sin embargo, entre la década de los años cuarenta y cincuenta los chinos comenzaron a abandonar Mexicali (tal vez porque a partir de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos suavizó la Ley de Exclusión y permitió nuevamente la migración de chinos limitada a solo 105 personas por año).
El Mago de los Relojes, el último capítulo
El día transcurre, la mañana se convierte en tarde y el tour por el Pequeño Cantón termina en la trastienda de la Joyería El Mago de los Relojes.
Bajamos al último sótano y conocemos la antigua habitación del propietario chino quien por años tuvo “arriba” un negocio de vajillas y cristales.
Los artículos de la recreación del dormitorio pertenecen a la propia familia Chen Robles, los cuales están llenos de nostalgia. Ese ropero fue de mi mamá, el conjunto de té fue regalo de bodas a mis papás, dice Rosy con añoranza.
El Dragón sigue presente en Mexicali
La biculturalidad dio paso al sincretismo y el espíritu del dragón sigue presente en estas tierras. La comida china es ahora lo típico de Mexicali; sus descendientes además de la gastronomía están también presentes en el ramo inmobiliario; sus nombres se han castellanizado mas no los apellidos. Los tiempos han cambiado pero el Pequeño Cantón resiste silenciosamente; sus ojos rasgados pueden contar historias con solo parpadear.
Por México Desconocido