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PERIODISTA “CHAYOTERA”

Se recuerda frecuentemente que José López Portillo reprochaba a los medios críticos a su gobierno: “No pago para que me peguen”. Se fecha el dicho un 7 de junio de 1982.

El entonces presidente, bautizado por popular comediante como López Por-pillo, aludía a los ingentes y millonarios convenios de publicidad oficial que se establecían con los medios y con los cuales, ley no escrita, se daba por sentado que se compraba el silencio o el elogio sobre las acciones de gobierno.

Sin duda, una relación perversa.

Con el paso del tiempo, se ha venido ventilando y documentado otra faceta de esa pervertida relación. El esquema de extorsión que pseudoperiodistas han construido para obtener recursos con la venta de su pluma o poner el teclado de su computadora al servicio del mejor postor. Claro, para vilipendiar o glorificar a conveniencia de quien les llegue al precio.

En algunos casos, ese precio o “chayote” se ha cifrado en millones, miles o unos cuantos pesos… dependiendo del corrompido personaje.

Varios nombres ya han sido expuestos a la luz de los reflectores que ha exhibido a detalle sus acuerdos y malolientes enjuagues, en desdoro de la actividad periodística. Algunos de ellos, con fama incluso internacional. Otros, muchos, de alcance local.

Y lamentablemente, el queridísimo estado de San Luis Potosí no está libre de estas lacras proclives al cobro de “chayote” o la burda extorsión.

Ejemplo en el estado es Margarita Bazañez, pseudoperiodista que desde años atrás ha sido señalada por diferentes vías y medios de cometer fechorías en el “cumplimiento de sus tareas profesionales”. La señora Bazañez ha sido acusada de extorsionar de manera por demás grotesca a diversos funcionarios.

Actualmente, cuentan que en El Heraldo de San Luis Potosí ha encontrado una minita de oro; que utiliza su pluma para buscar que la callen con recursos del erario.

Desde hace 13 años, diversos blogs ya daban cuenta de su actuación presentando como pruebas las páginas de transparencia que la señalaban como parte de la lista de los pseudoperiodistas “chayoteros”. Así es, por 200 pesitos a la semana, la señora Bazañez rentaba su pluma y vendía el alma al diablo.

Más allá de la posible victimización de esta clase de “columnistas”, hablar de estos personajes que han pervertido la labor periodística se hace indispensable para bien de este noble oficio y para bien de la nueva democracia que busca enraizar en la sociedad.

Durante décadas, estos mal llamados periodistas han hecho de la divisa “págame para que no te pegue” su modus vivendi. ¡Ya basta!